Cultura

Ya tan pronto, el gran concierto del FeMÀS

Reseña del concierto que la soprano Delia Agúndez y el grupo Cinco Siglos han ofrecido en el XXXII Festival de Música Antigua de Sevilla.

el 09 mar 2015 / 20:17 h.

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Cinco Siglos  * * * * Real Alcázar. 8 de marzo. Programa: Músicas para la cámara de Isabel de Castilla (piezas del Cancionero de Palacio). Intérpretes: Delia Agúndez &Cinco Siglos. XXXIIFestival de Música Antigua de Sevilla.

La soprano Delia Agúndez y el grupo Cinco Siglos, en un momento del concierto que el domingo ofrecieron en el Real Alcázar. / Inma Flores La soprano Delia Agúndez y el grupo Cinco Siglos, en un momento del concierto que el domingo ofrecieron en el Real Alcázar. / Inma Flores

El titular de esta reseña es sin lugar a dudas prematuro y arriesgado. Pero fue tal el grado de refinamiento alcanzado el domingo por el grupo de música medieval Cinco Siglos que nos permitimos dudar de que confluya en un escenario tanto talento al servicio de una ejecución que juzgamos formidable. Llegaba la formación presentando un programa sobre las músicas para la cámara de Isabel de Castilla. Y admiramos en su presentación la exquisita sobriedad con la que estos músicos abordan el medievo, tan dado a excesos instrumentales. En sus atriles, las páginas del Cancionero de Palacio fueron entregadas al público de manera pulida y serena. Las imaginativas flautas de Antonio Torralba y la elegante y nada invasiva percusión de Antonio Sáez –por citar a dos de sus integrantes– sirven para tomar la medida de un concierto que se presentó bien estructurado, ejemplarmente calculado, y sin veleidades improvisatorias.

Es cierto que en este repertorio tan dúctil caben venturosamente múltiples perspectivas, pero Cinco Siglos lleva años transitando un camino en el que se prima la delicada atmósfera antes que la algarabía, músicas que miran más a la corte que a la taberna. Y así se desenvolvió el concierto en el FeMÀS, como si efectivamente estuviéramos en la cámara de Isabel la Católica. Finalmente, Delia Agúndez puso voz y canto –ejemplarmente en estilo– a estas páginas. Admiramos sus agilidades y su modulación, también su implicación en este repertorio. Y la voz, probablemente –si se me permite el vago término– la más bella que para este universo palaciego podamos imaginar.

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