Cultura

Yago Mahúgo se atreve con Rameau en el 250 aniversario del músico

El intérprete publica con su grupo y en su sello discográfico una celebrada integral de las relevantes ‘Piezas de clavecín en concierto’.

el 19 oct 2014 / 16:00 h.

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Yago Mahúgo, en el centro, junto a Jordi Comellas y Pablo Gutiérrez, miembros de Ímpetus Madrid Baroque Ensemble.  Yago Mahúgo, en el centro, junto a Jordi Comellas y Pablo Gutiérrez, miembros de Ímpetus Madrid Baroque Ensemble.

«Yo era muy pianero», dice Yago Mahúgo (Madrid, 1976), que parte de su formación la realizó en Sevilla, con la pianista Ana Guijarro. «Pero pianero de los virtuosos, tocando a Prokofiev, Bartok... todo ese repertorio», rememora. Hasta que se cruzaron en su camino las músicas pretéritas y la interpretación con criterios historicistas. Entonces todo cambió. Y Mahúgo emprendió una arriesgada involución instrumental –dicho sin ningún ánimo peyorativo–. Del mayestático piano saltó a su predecesor, el modesto fortepiano. Y de él, al teclado barroco por antonomasia, el clave. Y en estos dos inmensos mundos quedó «atrapado»; del clave al fortepiano y viceversa.

Saludado internacionalmente con los máximos galardones en 2013 por su disco con piezas a solo de Joseph-Nicolas-Pancrace Royer (Brilliant Classics), Mahúgo ha presentado muy recientemente el trabajo más ambicioso hasta la fecha de su carrera, las Pièces de clavecin en concerts (CMY Baroque/ Semele distribución)de Jean Philippe Rameau (1683-1764), de quien este año se celebra su 250 aniversario. «Sé que era todo un reto presentar una obra tan grabada como esta, en la que existen los más ilustres referentes interpretativos que queramos pensar, pero tuvimos ocasión de prepararla por encargo del Festival de Aranjuez y quedamos tan satisfechos que vimos la oportunidad de plasmar en un CD nuestra visión de la obra», dice el músico.

«No hay que tener miedo al repertorio muy grabado siempre que tu aporte esté bien hecho, porque sabes que te la juegas si lo haces mal», opina. Para ello, Mahúgo optó por una lectura estrictamente historicista, en el sentido de que no se dejó tentar por el orgánico. «Muchas veces a esta colección se le añaden instrumentos para vender mejor la obra; sabes que si metes una flauta habrá flautistas que compren el disco; pero Rameau compuso la obra pensando en tres instrumentos:el clave, el violín y la viola da gamba; esa fue su elección y esa es la mía», asegura tajante.

Acompañado por dos solistas de la formación que el clavecinista lidera, el Ímpetus Madrid Baroque Ensemble, y controlando todas las facetas de producción y edición del disco –desde el resultado estético plasmado en el soporte físico a la calidad del sonido –, Mahúgo, con su extrema fidelidad al texto, se siente satisfecho del resultado. Ahora confía en que, además de ventas que amorticen la inversión, surjan conciertos en los que poder presentar la obra. Será después de su inminente viaje a Italia, donde se pondrá nuevamente a las órdenes de Brilliant Classics en un programa clavecinístico con páginas de Clerambault y Marchand.

Aguarda también el músico madrileño la oportunidad de destacar más en España con su otra pasión musical; el fortepiano. «Espero que las inercias cambien y cada vez se le dé más cabida en las programaciones de los festivales especializados». Su presentación como tal en el pasado Festival de Música Antigua de Sevilla se truncó por una inoportuna dolencia muscular. «No hay nada cerrado aún, pero la intención es que pueda debutar en el FEMAS pronto», adelanta. Junto al fortepiano también ha abordado otro proyecto discográfico que nuevamente le acerca a Sevilla. «Para diciembre publicaré un disco con lieder de Carl Philipp Emanuel Bach cantados por la soprano Mariví Blasco», avanza, cantante que reside en Híspalis.

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