Antonio Rivas arremete contra las programas de inserción laboral del Ayuntamiento; Salud Santana cuestiona el plan de ampliación del Metrocentro y protagoniza un desencuentro con Tussam por la integración tarifaria; y Bernardo Bueno se alinea con la ONG Icomos y su postura contraria al rascacielos de Cajasol. Los desaires de los representantes en Sevilla del Gobierno "amigo" al alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, se suceden con tal velocidad que han obligado al regidor a buscar una fórmula para salir al paso de cualquier crítica: "Ya hablaré con su jefe". Se lo dijo al delegado provincial de Empleo el lunes y ayer al responsable del área de Cultura.
Monteseirín usa un tono sarcástico, sin ocultar una cierta irritación con sus "compañeros socialistas". Alude a un "jefe" y deja en el aire de esta forma una velada acusación que no cierra. Eso se lo ha dejado de momento a su socio de gobierno. Antonio Rodrigo Torrijos ya lo dice en público y en privado: "Hay un sector del PSOE que quiere acabar con el pacto de gobierno".
El comentario irónico de Monteseirín y la crítica directa de Torrijos reflejan que el conflicto interno del PSOE sigue sin salir de las instituciones, pese a la llamada al orden del presidente de la Junta, Manuel Chaves. El pulso por la portavocía del grupo socialista tras la dimisión de Emilio Carrillo como delegado de Urbanismo ha quedado congelado a la espera de que después de las asambleas sea finalmente nombrado Juan Antonio Martínez Troncoso. Éso, si la situación no vuelve a hacerse insostenible. Y depende de las conversaciones de Monteseirín con "el jefe" de los delegados provinciales. Vaya esa alusión hacia el secretario provincial, José Antonio Viera, o a la dirección regional del partido.
Tres conflictos con delegados provinciales de la Junta en una semana. Todo, cuando quedan quince días para las asambleas de las agrupaciones del PSOE en la capital. De nuevo, "jefe" contra "jefe".
