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Zapatero a Rajoy: Choque Vd. esos cinco

El debate ZP-Rajoy de ayer no es de los más brillantes. Pero por primera vez hemos creído intuir una mejor disposición al diálogo. Mientras llovía y llovía sobre la Feria (¿no sería mejor ponerse de acuerdo con los hombres del tiempo para fijar las fechas?), el Congreso de los Diputados era ayer escenario del debate de investidura...

el 15 sep 2009 / 02:56 h.

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Mientras llovía y llovía sobre la Feria (¿no sería mejor ponerse de acuerdo con los hombres del tiempo para fijar las fechas?), el Congreso de los Diputados era ayer escenario del debate de investidura, prólogo del segundo mandato de Rodríguez Zapatero. Este observador percibió un primer mensaje desde el comienzo de la sesión: el tono, más templado, menos crispado, parecía ser otro que aquel que atronaba el hemiciclo en la anterior legislatura. Aunque una parte de la bancada popular continúa instalada en el griterío y la mala educación. La nueva portavoz Soraya Sáenz de Santamaría tendrá que emplearse a fondo para que sus señorías levantiscos asuman el estilo prudente y moderado que ella encarna. El discurso inaugural de Zapatero no contenía sorpresas ni grandes anuncios, como asimismo fue bastante plano la subsiguiente intervención de Rajoy. Suelen ser esos primeros parlamentos sobre los papeles que traen escritos del despacho y que por lo general no se salen del guión establecido por los asesores. Sin embargo, el líder popular se creció en la réplica y defendió con ardor sus postulados dejando puertas abiertas para al diálogo en temas trascendentales como terrorismo, Justicia, educación, agua y algunos otros. Es seguro que hoy mismo recibirá las más duras críticas de los locutores copernicanos.

El debate ZP-Rajoy de ayer no es seguramente de los más brillantes que han mantenido ambos líderes. Pero por primera vez en mucho tiempo hemos creído intuir una mejor disposición al diálogo. Concretamente, el presidente del PP puso tal énfasis cuando dijo estar "predispuesto" que sonó a verdad, a sincera manifestación de un propósito que quiere llevar a cabo si el nuevo Gobierno no le pide peras al olmo. Ese propósito no es otro que el de terminar con el rosario de desencuentros de los últimos cuatro años, siempre y cuando Zapatero no recurra a maniobras arteras, de las que Rajoy salió muy escaldado.

El líder popular tiene ahora más problemas en casa que como jefe de la oposición. Sectores bien conocidos del PP han comenzado a murmurar en voz alta para hacer viable la candidatura de Esperanza Aguirre, que aunque vestida de seda representa a la derecha rancia y severa. Los palmeros están ya actuando y no sería de extrañar que actitudes moderadas como la que mantuvo ayer Rajoy sirvan para dar alas a quienes con la pluma y el micrófono le están haciendo la cama.

Si Rajoy logra vencer las resistencias internas y sale airoso de la cita crucial que tiene en junio en Valencia, espoleado por la gran mayoría de un partido político que quiere apertura, renovación y nuevas caras, podremos pensar que su liderazgo será indiscutible al menos hasta el 2012 y que en el PP se habrá abierto una nueva etapa con posibilidades ciertas de gobernar. No quisiera pecar de optimista, pero me pareció entender ayer tarde que Rajoy está sinceramente predispuesto a corresponderle a Zapatero cuando éste vino a decirle: aquí tiene mi mano tendida, choque usted esos cinco.

Periodista

gimenezaleman@gmail.com

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