Antonio Morente
El PSOE, con José Luis Rodríguez Zapatero al frente, volverá a gobernar España los próximos cuatro años, después de que ayer los españoles le dieran un mayor respaldo que en 2004 para conseguir 169 diputados. El PP no sólo aguantó el tirón, sino que recortó distancias con los socialistas.
Zapatero cumplió con las expectativas y no sólo ganó las elecciones de ayer, sino que lo hizo con más diputados (169 frente a los 164 de 2004). La elevada participación (75,34%) volvió a ser un factor fundamental, y eso que fue algo menor que en 2004, cuando se situó en el 75,66%.
Los socialistas cimentaron su victoria en sus buenos resultados en comunidades como Cataluña o Andalucía y se aprovecharon de que su llamamiento al voto útil ha calado en buena parte de los electores progresistas, como demuestra la fuerte caída experimentada por otras formaciones de izquierdas como IU y, sobre todo, ERC, al que el electorado ha castigado de forma rotunda.
Lo que está claro es que la ciudadanía respalda el proyecto de Zapatero después de la legislatura más dura de la reciente democracia española, aunque ha perdido varios miles de votos con respecto a 2004. Al final, los socialistas no han superado la barrera de los 11.026.163 de sufragios.
Así las cosas, si el PSOE quiere contar con una mayoría sólida para gobernar estos cuatro años sólo puede pactar con CiU, que se mantienen como la tercera fuerza política de España con sus 10 diputados y que durante la campaña ha lanzado algún que otro guiño a los socialistas. Su candidato, Josep Antoni Duran Lleida, no cerró ayer la puerta, aunque insistió en que la pelota está en el tejado de un PSOE que debe mover ficha. El problema para los socialistas es que CiU utilizaría la situación para debilitar el tripartido (PSC-ERC-IU) que gobierna en Cataluña.
Los populares, por su parte, han han crecido sensiblemente con respecto a 2004: 154 diputados frente a los 148 de hace cuatro años. Han ganado escaños y han recortado distancias con el PSOE (ahora les separan 15 diputados frente a los 16 de 2004), pero se han quedado lejos de poder ganar las elecciones.
El pp se mantiene.
Aún así, al PP no le ha ido mal con su táctica de crispación, aunque otra cosa es el futuro de su líder, Mariano Rajoy, que con las de ayer ha perdido sus segundas elecciones consecutivas y no parece que vaya a tener la opción de presentarse a unas terceras. A su favor está que su partido ha crecido en número de diputados y de votos (su subida es la mayor de todos los partidos), con lo que, de producirse, no parece que la transición vaya a ser traumática, lo que también lleva a pensar que la postura del PP durante la legislatura no va a variar, tal y como dejó ver Rajoy en su discurso de anoche.
Del resto del panorama político español resalta que se refuerza el bipartidismo: PSOE y PP se han hecho con el 84% de los votos y con 323 de los 350 diputados en juego. Los únicos que han aguantado el huracán han sido CiU y PNV, aunque éstos pierden un escaño. La otra gran novedad es la irrupción de la UPyD de Rosa Díez con un diputado.
Los mayores batacazos se los pegan ERC, que pierde cinco diputados, e IU, con una sangría de tres escaños que ha precipitado el adiós de su líder, Gaspar Llamazares. Y también se despiden los vascos de EA y los aragoneses de CHA, lo que refuerza el bipartidismo de un Congreso en el que sólo PSOE, PP, CiU y PNV tendrán grupo propio.