Economía

Zapatero mantendrá el estado de alarma "si sigue el chantaje"

El Congreso apoya la medida, aunque el PP pide que no se prorrogue

el 09 dic 2010 / 09:48 h.

José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba en el Congreso.

Por una vez hubo respaldo generalizado al Gobierno en el Congreso. El presidente del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, recibió ayer el apoyo parlamentario al estado de alarma declarado el 4 de diciembre para restaurar el tráfico aéreo en España tras la protesta de los controladores, aunque no estuvo exento de críticas de improvisación por parte del PP y de dudas jurídicas en el caso de IU.

Pese a que algunos grupos parlamentarios exigieron que se retire lo antes posible el estado de alarma, Zapatero aseguró que lo mantendrá e, incluso, pedirá al Congreso su prórroga si continúa el riesgo para la seguridad o el chantaje a los ciudadanos: "ni un día más, pero ni un día menos" de lo que sea necesario. En cualquier caso, el Gobierno tiene de plazo hasta el martes para decidir si solicitará la prórroga porque, aunque formalmente el estado de alarma dura 15 días y el plazo se cumple el sábado 18, necesitaría el visto bueno del Congreso antes de esa fecha, es decir, en el pleno del martes.

El portavoz de IU-ICV, Gaspar Llamazares, consideró que "el fin no justifica los medios", que al Gobierno "se le ha ido la mano y ha sobreactuado" al legislar "en caliente" y que los argumentos jurídicos esgrimidos por Zapatero "dejan mucho que desear".

Sin embargo, Zapatero defendió que el decreto de alarma fue una "medida proporcionada" ante la gravedad de los efectos de la protesta de los controladores, que definió como "una afrenta al orden público constitucional".

En su comparecencia en un pleno extraordinario del Congreso para explicar las medidas adoptadas ante el paro masivo de los controladores que comenzó el pasado viernes, Zapatero afirmó que el Ejecutivo "agotó todas sus posibilidades de actuación" antes de poner en marcha el decreto de alarma por primera vez en democracia.

"La situación generada, por la intensidad y extensión de sus efectos, y por el modo en que se desencadena -en abierta rebeldía con el estado de derecho, con sus normas e instituciones- originando una considerable y creciente alarma social, suponía una afrenta al orden público constitucional y como tal había que abordarla", dijo.

Zapatero explicó que en esta crisis se han movilizado 190 militares y 2.000 agentes de las fuerzas y cuerpos de seguridad y recordó que Blanco comparecerá en el Congreso el día 14.

El líder del PP, Mariano Rajoy, matizó que su partido ha apoyado al Gobierno en sus medidas para restaurar el tráfico aéreo, porque en ese momento ya no había otra alternativa, pero reprochó la desidia que, en su opinión, ha caracterizado la gestión del Ministerio de Fomento durante los últimos años respecto al conflicto con los controladores.

Para Rajoy, el paro puso de manifiesto la "falta de previsión" del Gobierno y "un exceso de torpeza", y dijo que Zapatero debe poner orden en Fomento, mientras que el presidente defendió a su ministro, destacando que ha sido Blanco quien, a los pocos días de asumir el cargo, se comprometió a acabar con los privilegios de los controladores.

Aunque Rajoy recalcó que no existen más culpables que las conductas "intolerables" de los controladores, recordó que las raíces del conflicto se remontan a hace seis años, cuando en 2004 finalizó su convenio sin que se acordara hasta ahora uno nuevo.

Un ministro «inútil y caradura» 

La comparecencia del presidente José Luis Rodríguez Zapatero en el Congreso dio una oportunidad al líder del PP, Mariano Rajoy, para ganarse a los suyos en el hemiciclo.
Una treta dialéctica de Rajoy en su réplica al discurso inicial de Zapatero consiguió agitar las filas socialistas y animar al grupo popular, que festejó su alocución con un entusiasta aplauso de todos sus diputados puestos en pie.

El truco consistió en fingir que insultaba al ministro de Fomento, José Blanco, llamándole "inútil total" y "cara dura", pero utilizando las mismas palabras que hace unos cuantos años, en 1999, dedicó Alfredo Pérez Rubalcaba, entonces portavoz socialista, al ministro Rafael Arias Salgado, del PP. Al no estar avisados, los socialistas interrumpían a Rajoy a medida que soltaba lindezas -"el ministro de Fomento es un inútil total... con dosis importantes de caradura... porque siempre encuentra una excusa para no asumir su responsabilidad"-.

Las protestas socialistas, con voces y golpes en los escaños obligaron al presidente de la Cámara, José Bono, a pedir orden, hasta que Rajoy conseguió terminar la cita y deshacer el engaño. "Tan cariñosos epítetos fueron los que dedicó don Alfredo Pérez Rubalcaba al ministro de Fomento por unos retrasos en el aeropuerto de Barajas en el año 1999", aclaró, provocando mutismo en el PSOE y una apoteosis de aplausos en el PP hacia su líder, con los diputados a carcajada limpia.

Aunque enseguida Rajoy afirmó que no sería él quien dijera esto al actual ministro, las palabras ya habían causado su efecto, por cierto aparentemente nulo en el titular de Fomento, que pasó todo el episodio sin dejar de tomar notas. 

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