Por eso el jefe del Ejecutivo español apostó por "un gran pacto social" con empresarios y sindicatos europeos frente a la crisis y abogó por más política económica común, con una "gobernanza seria y exigente".
En definitiva, según el líder de turno, Europa necesita ser protagonista de la globalización y no convertirse en simple espectadora. Ante el pleno del Parlamento Europeo y durante la presentación del programa de España para el semestre, habló así: "Nuestro territorio de competencia en el mundo ya no es país a país, es como europeos. Porque los otros actores tienen el tamaño de China, India o EEUU, el tamaño de los países emergentes", dijo el presidente a los parlamentarios. "Si no aprovechamos la sinergia que representan los 500 millones de ciudadanos en lo económico" -prosiguió- "no seremos los auténticos protagonistas del futuro". El presidente no quiso hablar de establecer sanciones -rechazadas públicamente por el ministro de Economía alemán- pero sí recordó que ya existen en la UE y que es necesario coordinarse. "Sumar no es controlar", subrayó.
Las principales fuerzas de la eurocámara le respaldaron y calificaron el programa de "ambicioso". Socialistas y liberales apoyaron expresamente sus ideas y le pidieron valentía para levantar un gobierno económico en la Unión, mientras que los conservadores manifestaron sus dudas sobre las soluciones propuestas para la crisis y le reprocharon las cifras del paro en España.
El discurso fue eminentemente económico, pero Zapatero también habló de otros temas:
Energía. El presidente del Gobierno llamó a elaborar un plan conjunto para desarrollar el coche eléctrico si se quiere lograr el liderazgo en este proyecto frente a otros países como China o Japón. "Si apostamos de manera integrada en este área industrial, por una visión conjunta, compartida y una estrategia común del coche eléctrico, contribuiremos a reducir nuestra dependencia energética", señaló.
Inmigración. Zapatero aseguró que es "rotundamente falso" que sea partidario de la inmigración masiva, tal y como le reprocharon varios eurodiputados, pero se declaró "partidario de respetar masivamente los Derechos Humanos de todas las personas, vengan de donde vengan".
Oriente Próximo. El jefe del Ejecutivo español confió en poder avanzar en el proceso de paz durante el semestre y fijó como condición "fundamental" del diálogo el reconocimiento de un Estado palestino.
Tras escuchar las quejas de un eurodiputado por el supuesto trato favorable que recibe Israel por parte de la Unión, advirtió de que "trabajar con Israel es trabajar por la paz".
Violencia machista. Zapatero defendió la necesidad de una "extensión máxima" de los sistemas de protección para la protección de las víctimas de la violencia de género y aseguró que la presidencia española trabajará con la Comisión Europea para "avanzar" en esa dirección. Subrayó que el maltrato es una "lacra" que debe ser "impropia e inasumible" por parte de una sociedad "tan avanzada" como la de la UE.
Cooperación. El presidente de turno se refirió a Haití y garantizó que la ayuda europea al país "estará a la altura de las circunstancias", después de valorar el esfuerzo de EEUU en la zona tras el terremoto.
"Ver helicópteros, ver marines que llevan alimentos, ponen orden y salvan vidas a mí personalmente me parece un hecho a aplaudir", dijo, para añadir -en respuesta a algunas críticas- que los 27 miembros "están dando la respuesta que merece la situación".
