Zapatero hizo ayer pleno en el Congreso al conseguir aprobar todas sus resoluciones derivadas del debate sobre el estado de la nación. El presidente se encomendó a los minoritarios y para lograr su apoyo tuvo que desinflar algunas de sus medidas hasta la indeterminación.
El mismo hecho puede ser contado de muy distintas maneras. Para el PP, los socialistas recabaron ayer respaldo para unas iniciativas vacías de contenido, lo que demuestra, según ellos, que "sólo tienen apoyos en el Congreso cuando hablan de generalidades". Sin embargo, Zapatero entendió la votación como una victoria, se dijo satisfecho y opinó que la sesión de ayer demostró que el Grupo Socialista es el que tiene "capacidad de diálogo y de sumar". Rosa Díez cree simplemente que todo fue un "chalaneo" y un "mercado persa", mientras que José Antonio Alonso, el portavoz socialista, vio en el hemiciclo "el mayor revolcón político" al PP en los últimos años.
El hecho es que el debate se saldó con 45 resoluciones aprobadas. El PSOE se apoyó sobre todo en el Grupo Mixto y gracias a él consiguió sacar adelante todas sus resoluciones. No logró, sin embargo, impedir que cuatro propuestas fueran aprobadas con su voto en contra. Todos los ojos estaban puestos en las medidas estrella contra la crisis que el presidente vendió en su discurso en el debate del día 12. La más discutida, la de recortar desde 2011 la desgravación por compra de vivienda a quienes cobren más de 24.000 euros al año.
La propuesta llegaba al Congreso entre polémica, ya que el PP no sólo no quería eliminar la deducción, sino que pedía mejorarla, mientras que IU se quejaba de que la medida descuidaba a las clases medias. La iniciativa salió de la Cámara con enmiendas de IU-ICV y del Grupo Mixto. En definitiva, sin definir. El límite de 24.000 euros ha desaparecido y no se sabe cuál será la nueva horquilla. La propuesta aprobada compromete al Gobierno a buscar el "máximo consenso político" para esta reforma legislativa y a que dedique a políticas activas de vivienda el dinero de más que ingrese el Estado. Lo mismo ocurrió con la propuesta de Zapatero de reducir un 5% el impuesto de sociedades a las pequeñas empresas que mantengan los puestos de trabajo. La medida fue aprobada, pero sin la concreción del 5%. En cuanto a la iniciativa que preveía un ordenador portátil para cada alumno de quinto de Primaria, se sustituyó por otra genérica sobre las nuevas tecnologías en la educación. En las ayudas al automóvil, que se encontraron con serios problemas en su primer día de aplicación, el nuevo texto no especifica cómo se financiarán y no incluye la idea de CiU de ampliar la medida a las motos y vehículos industriales.
En fin, Zapatero salvó los muebles pero la debilidad parlamentaria del PSOE volvió a darle un buen dolor de cabeza. La ruptura en el último momento de su acuerdo con CiU sobre la reforma laboral fue un ejemplo más de que la mayoría socialista en la Cámara depende más que nunca de los pactos puntuales.
