Como ya ocurrió hace cuatro años, tras los atentados del 11-M en Madrid, la campaña electoral ha tenido que finalizar antes de tiempo debido a la irrupción del terrorismo. El candidato socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, y el popular, Mariano Rajoy, se encontraban en medio de una jornada repleta de actos -la última antes del día de reflexion- cuando se conoció la noticia. Dejaron sus actos.
Hablaron por teléfono y decidieron desconvocar todos los actos electorales. Una a una, todas las formaciones políticas se sumaron a este planteamiento. No hubo más comparencias ni más declaraciones públicas que las condenas de los distintos partidos e instituciones democráticas al asesinato.
Zapatero, que se encontraba en un mitin en Málaga, junto al presidente de la Junta, Manuel Chaves, viajó de forma urgente a Madrid, tras hablar por teléfono con el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. Se reunió con los principales dirigentes del Gobierno y del partido y trataron de marcar su línea a seguir. Una situación similar se produjo en el caso del PP. Mariano Rajoy se reunió con su equipo de campaña y diseñó una estrategia. El primer paso fue adelantarse y comparecer ante los medios de comunicación a las tres de la tarde, sólo una hora y media después del atentado.
El Gobierno decidió convocar a todos los representantes políticos y los agentes sociales para que celebrasen una reunión en el Congreso de los Diputados para tratar de mostrar unidad. El goteo de comunicados y de declaraciones de condena a los hechos fue incesante durante toda la jornada.
En torno a las cinco de la tarde, los dos principales partidos anunciaron que los candidatos viajarían a Mondragón para visitar a los familiares del ex concejal asesinado. El primero en llegar fue José Luis Rodríguez Zapatero, quien se reunió primero con la Ejecutiva provincial socialista en un hotel. Posteriormente, se desplazó a la capilla ardiente, situada frente a la Casa Consistorial.
Mariano Rajoy llegó instantes después a Mondragón acompañado de la presidente del PP vasco, María San Gil. Ambos acudieron a la capilla ardiente instalada frente al Ayuntamiento de este municipio guipuzcoano gobernado por ANV.