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Zaragoza rescata el monorraíl

Aunque se fue de Sevilla echando humo después de 14 años abandonado, parte del emblemático medio de transporte de la Exposición Universal del 92 funciona desde esta semana en un centro comercial de la capital aragonesa. Reformado y actualizado presta servicio para una empresa privada.

el 15 sep 2009 / 11:22 h.

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Aunque se fue de Sevilla echando humo después de 14 años abandonado, parte del emblemático medio de transporte de la Exposición Universal del 92 funciona desde esta semana en un centro comercial de la capital aragonesa. Reformado y actualizado presta servicio para una empresa privada.

Aunque el final no fue tan feliz como muchos hubieran querido, servirá para aliviar el mal sabor de boca que dejó en la ciudad cuando el 25 de septiembre de 2006, decía adiós a Sevilla tras años de abandono a su suerte. Desde esta semana, parte del monorraíl de la Expo 92 presta servicio en el centro comercial Plaza Imperial a las afueras de Zaragoza. Su puesta en funcionamiento coincide además con la Exposición que se celebra en la capital aragonesa.

Con una intensa reforma y una imagen renovada, funciona en una gran zona comercial de la capital aragonesa para unir las dos áreas del centro comercial. El sistema tiene una longitud de 700 metros que el tren recorre en unos tres minutos a una velocidad media que ronda los 20 kilómetros por hora. La línea usa una sola unidad móvil de 20 metros de largo, compuesta por cuatro módulos.

Después de la reforma y actualización del tren, éste tiene espacio para 36 pasajeros sentados en cada uno de sus viajes. La capacidad es de 12 plazas cada uno de los vagones centrales y seis en las dos cabezas, habilitadas para personas de movilidad reducida. En total son 180 pasajeros a la hora. La unidad cuenta con suelo antideslizante y sistema de aire acondicionado como en el 92.

Al igual que en sus orígenes, el manejo se realiza mediante un sistema de control por ordenador supervisado por un operador desde la sala de control. Sigue manteniendo también un sistema de megafonía e interfonía entre usuarios y centro de control.

El recorrido se realiza a unos seis metros de altura, conformado por 39 pilares que, al igual que en Sevilla, dan forma a la línea, que cuenta con dos únicas estaciones. En ellas se han instalado mamparas de seguridad que permitirán una apertura sincronizada de las puertas, al estilo de las implantadas en las estaciones de la línea 1 del metro. Se mantiene también el suministro eléctrico como fuente de energía del sistema, por lo que su contaminación es nula.

Un largo viaje. Tras el incendio, la institución heredera del transporte, el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) solicitó el permiso pertinente a Patrimonio del Estado para poder realizar la venta de los restos que estaban en una parcela de la avenida Américo Vespucio. Tras su autorización se vendieron como chatarra a una empresa de Zaragoza.

Esa era la última parada en la vida del monorraíl sevillano hasta que hace unos meses el centro comercial zaragozano anunció que ponía un monorraíl para unir las dos áreas de sus instalaciones a las afueras de Zaragoza.

Sener, una empresa de ingeniería, consultoría e integración de sistemas, ha sido la encargada de restaurarlo y actualizarlo e instalar el sistema en el centro comercial. Cada día esta nueva versión del monorraíl sevillano, presta servicio durante el horario de apertura del centro comercial. Es sin duda el atractivo estrella para todos los clientes.

Aunque se ha intentado recabar la opinión de todas las instituciones vinculadas de alguna forma a esta operación, la dirección de Cartuja 93 no ha ofrecido ninguna valoración sobre el uso del monorraíl.

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