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Zoido emprende con 800.000 euros la reurbanización del barrio de San Carlos

En una primera fase, a partir de octubre y de entre seis y ocho meses de duración, se incluyen pavimentos, acerados, jardines, luz y saneamientos en la Plaza Ciudad de Montilla y su entorno.

el 28 ago 2014 / 09:34 h.

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El alcalde, Juan Ignacio Zoido, junto al delegado municipal del distrito. Jaime Ruiz, durante su reunión de ayer con los vecinos de San Carlos. / Pepo Herrera El alcalde, Juan Ignacio Zoido, junto al delegado municipal del distrito. Jaime Ruiz, durante su reunión de ayer con los vecinos de San Carlos. / Pepo Herrera

Desorganizados, sin una asociación que los agrupe, canalice sus problemas, haga oír la voz del barrio y consensúe sus prioridades, un puñado de vecinos de la barriada de San Carlos, en el distrito San Pablo-Santa Justa, en su mayor parte jubilados, recibieron ayer a mediodía al alcalde, Juan Ignacio Zoido, que acudía a la Plaza Ciudad de Montilla para anunciar una reurbanización del lugar por importe de 800.000 euros. Todos coincidían en que hace años que el lugar necesita un arreglo –una serie de plazoletas terrizas y con las aceras desdentadas, llenas de socavones, excrementos de perros y arriates convertidos en contenedores de basura–, pero ahí terminaba la unanimidad: unos pedían bancos y otros bromeaban con marcharse del barrio si los ponían; unos veían bien que se empezara por este enclave y otros se quejaban de que no se atienda antes a otros..., y todo ello, en un ambiente de reproches sobre el ínfimo grado de implicación del vecindario en general en los problemas del barrio. Lo más parecido a un presidente de asociación que había entre los presentes era la persona de José Noreña, quien durante años se ha encargado de cuidar los parterres e intentar aglutinar a los residentes, según dice, sin éxito. «Hemos ido casa por casa para convocar a los vecinos, y somos solo cuatro los que venimos a todas las reuniones. Te aburres».

Resultado, la discrepancia. Zoido resolvió de momento esta contrariedad con dos de sus más efectivas recetas mágicas de comprobada eficacia: la primera, decir que «todo no se puede hacer a la vez» y que lo importante es empezar; la segunda, convocar a los vecinos a una próxima reunión con su delegado municipal, allí presente –Jaime Ruiz–, en la que Zoido dijo estar dispuesto a participar en persona si hace falta, para resolver los flecos del proyecto y «matizarlo» antes de que se adjudique a la empresa que se elija por concurso, cosa prevista para finales de octubre, según calculó Ruiz. Aunque el alcalde no quiso precisar plazos para la obra, el delegado comentó a este periódico que los trabajos durarán entre seis y ocho meses. Lo cual quiere decir, echando cuentas, que lo mismo no están acabados para las municipales, si es que eso importa.

Que por cierto, tampoco se olvidó el alcalde de mentar algo cuyo olvido habría sido inexcusable, a falta de nueve meses para las elecciones: que esta reurbanización en ciernes, que se articulará en varias fases, «ya la había prometido el equipo de gobierno anterior en el Plan de Barrios de 2010 y allí se había quedado a dormir el sueño de los justos». Ahora, lo que importa, según el regidor, es que la obra se haga «a gusto del mayor número posible de personas», de ahí que, pese a la falta de unanimidad, el proyecto recoja en síntesis el espíritu de lo manifestado por los vecinos –escasos vecinos– que acudieron a las cinco reuniones celebradas hasta ahora con el delegado del distrito para unificar criterios. «Lo que me gusta –dijo el alcalde– es que se compartan los proyectos. Los vecinos saben la manera en que el barrio funciona. Me gusta que haya un proyecto en el que estamos todos de acuerdo y que se cumpla el plazo». Y más cosas que le agradan: «Que el acuerdo vecinal sea máximo y no haya desviaciones de presupuesto».

Lo esencial del proyecto de reurbanización, más allá del importe y de la amplitud de la primera fase, es su continuidad. Juan Ignacio Zoido  expresó ayer su compromiso al respecto: «Las calles aledañas también se van a arreglar. Y después iremos a por la siguiente plaza». Noreña asistía a este anuncio municipal con la reticencia de quien encuentra difícil poner de acuerdo a los interesados, y no tanto por la disparidad de criterios como por la apatía: «Es que no quieren saber nada de nada», dijo. «No hay asociación de vecinos, no hay nada». La reunión con el delegado fijará una nueva oportunidad para cambiar también eso.

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