Sea por la cercanía de la Navidad, por el solsticio de invierno o por el respeto a los 82.000 "dramas personales" que hay detrás de las cifras de paro, gobierno y oposición sacaron ayer sus guantes blancos -olvidados en los cajones de sus despachos- en busca de un debate lo más constructivo y consensuado posible. Se construyó poco. Pero se dialogó lo suficiente para que se pusiera de manifiesto que hay dos formas de buscar una solución al paro. Dos vías.
La primera, representada por los grupos de PSOE e IU que abogan por un mayor intervencionismo de la administración, por un papel protagonista del Ayuntamiento. La segunda, abanderada por el PP, apuesta por facilitar las condiciones para que sean otros, los empresarios, quienes reactiven la economía. La segunda vía tiene el aval de una mayoría absoluta. La primera, tiene el lastre de la derrota electoral y de haber dirigido la ciudad en la crisis.
Pero ayer ni siquiera el alcalde, Juan Ignacio Zoido, quería mirar atrás. Se trataba de mirar al futuro. Y en ese papel no hubo golpes de efecto, se limitó a defender el trabajo de su gobierno y a ceder el protagonismo a ediles como Gregorio Serrano, quien resumió los límites de su gestión: "El Ayuntamiento no es una agencia de creación de empleo". Ni siquiera es responsable de definir un modelo. Sólo de facilitar el que los empresarios tracen.
El guante blanco abrió las puertas a la coherencia. Lo fueron tanto PSOE e IU en sus propuestas como el PP en el rechazo de las mismas. Y probablemente fueron tan incoherentes PSOE e IU en relación con parte de la gestión de los últimos años, como el PP con las promesas lanzadas en su campaña. El gobierno lo dejó claro ayer. No es que no tenga un plan de empleo o que no trabaje para reducir el paro, es que su plan público es que no hay un plan público, más allá de una colaboración con el sector privado.
Juan Espadas, le hizo ayer una oferta al alcalde: "Piénselo, puede crear su Plan Z, pero Z de Zoido". Ni por esas. El PP tiene un modelo económico. Y en él no hay Plan Z.
