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"Zoido nos prometió diálogo vecinal y hasta la fecha no lo está cumpliendo"

La presidenta de Bami Unido teme que la ofensiva municipal de multas a gorrillas “aburra” a los Vovis y convierta el barrio en “una ciudad sin ley”.

el 11 nov 2012 / 21:36 h.

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Un frutero de Sevilla Este ha repartido millones en el barrio.

Hace doce años llegó a Bami con sus dos hijos para fundar un nuevo hogar. Laura Baños Aller abrió allí un negocio, pero, como es "un poquito peleona", pronto se interesó por el movimiento vecinal hasta el punto de convertirse en presidenta. El pasado mes de junio intentó dejarlo, dimitiendo en bloque toda la directiva por "inacción" del Ayuntamiento ante el mal endémico que sufre esta zona: los temidos gorrillas. Finalmente, los vecinos le convencieron para seguir trabajando por un barrio "más habitable".

-Casi 500 denuncias en el primer mes del protocolo de actuación contra los gorrillas es el balance que hace el Ayuntamiento, ¿qué dicen los vecinos?
-Que el problema sigue igual, y que la multa no es la solución. Es absurdo multar a los gorrillas porque son insolventes y mucho menos acribillar a los Vovis, dándoles el mismo trato. Los Vovis tienen distribuidas las calles impidiendo que se implanten los heroinómanos [por los gorrillas] durante el día. Si aburren a estos guardas autorizados, al final Bami se va a convertir en una ciudad sin ley.

-¿Cree que ello deriva en un barrio inseguro?
-Aquí robos o tirones no hay, porque si no es quitarles a los gorrillas la sopa boba. Lo único que ocurre es que cuando estacionas te amenazan y te gritan exigiéndote dinero, aunque luego no te hagan nada. Eso sí, la situación que se produce es muy violenta.

-¿Ha llegado a temer por su integridad física?
-A mí me han roto el coche unas cuantas de veces, y además sé qué gorrilla ha sido y la Policía también. Hay otro que ha enseñado sus vergüenzas a una menor, y también sigue por la zona. Aquí ha habido de todo: muertos, peleas monumentales entre ellos...

-¿Qué falla del plan?
-Primero hay que reconocer que es un problema de difícil solución. Bami tiene al lado un hospital con una población flotante de más de 10.000 personas. Aquí es muy fácil conseguir diez euros aparcando, pues no dejan de entrar y salir coches. Los vecinos no les damos dinero, pues conocemos a la mayoría, pero la gente que viene de fuera para una urgencia no se la juega. Además la Policía tampoco puede aplicar una ley que no le acompaña. ¿Qué puede hacer? He visto a policías quitarles el dinero, pedirles la documentación, echarlos del barrio, pero cuando los agentes se van, vuelve el problema. Además, si actualmente está más controlado no es por la acción del Ayuntamiento, sino por la presencia de los Vovis, que defienden muy bien las calles, pues son señores que necesitan dinero para dar de comer a sus hijos, y no para droga.

-¿Qué proponen los vecinos?
-Ojalá yo tuviera la varita mágica. Lo que sí es cierto es que si tú tienes aquí a personas con sida, enganchados o enfermos mentales, no los puedes sacar de la calle a base de multas. Tienen que estar cada uno en el centro especializado que les corresponda.

-¿Cansada de que Bami siempre suene por los gorrillas?
-Sí, la verdad, porque es un barrio residencial, donde todo el mundo se conoce y hay muchos comercios. Es muy cómodo vivir en esta zona, pues los vecinos nos entendemos perfectamente. Estamos hablando de que tenemos aquí instalados seis gorrillas y otros seis que van y vienen, doce en total. Doce personas no pueden hacer que un barrio de más de 4.000 habitantes suene solamente por ellos.

-¿De acuerdo con la zona azul anunciada por el Consistorio para este barrio?
-Personalmente sí, aunque hay distintas opiniones. Hay gen-te que piensa que como el Ayuntamiento no ha podido erradicar a los gorrillas, al final vamos a tener que pagarles a éstos y a la zona azul, pues la zona azul termina sobre las diez de la noche.

-¿Qué otros problemas tiene el barrio?
-Por supuesto, la suciedad, pero es normal con tanta gente que pasa por aquí. Quizás habría que hacer dos turnos de limpieza en la parte de atrás del hospital, porque siempre está sucia. Pero el principal problema de Bami es que se rompen las cosas y no se reponen. A lo que hay que sumar el tema del incivismo ciudadano, pues los clientes de los bares tiran las servilletas al suelo.

-¿Qué os prometió Zoido?
-La policía de barrio para disuadir a los gorrillas y erradicar la doble fila, pues son problemas que implican presencia policial continua y no sólo multar.

-¿Qué balance realiza de este primer año y medio del Gobierno municipal de Zoido?
-Lo peor ha sido la caída de las esperanzas que teníamos puestos en ellos. Esperábamos bastante más. Se suponía que Bami estaba abandonado porque en casi un 90% era votante del PP. Cuando estaban en la oposición nos decían que no se podaban los árboles porque no les votábamos. Y añadían: ‘Si me ayudáis a ser alcalde, yo os prometo, yo os prometo...' Ahora que están en el poder, la cosa sigue igual y los naranjos no se podan. Ya no es una cuestión de estética, sino de que las ramas están tapando muchas señales de tráfico, afectan a terrazas de veladores y hasta se meten en el interior de las viviendas. Estamos muy decepcionados con Zoido.

-Pero hace dos meses se inauguró la plaza Rafael Salgado...
-¡Y qué plaza! Es fea, fea, fea... No tiene nada de sombra, todo es cemento y muy poco verde: vamos que en verano cuando se alcancen los 50 grados no se puede estar aquí. Parece la plaza de una vivienda de VPO. Hemos pedido en varias ocasiones que nos pongan una pérgola. Nos dicen que está pedida, pero no llega. Esto ha sido un lavado de cara a una cosa que estaba cerrada pero que no nos convence el resultado.

-¿Alguna novedad del aparcamiento que iba debajo?
-No sabemos nada porque el problema es la falta de comunicación entre el Distrito Sur, Movilidad y nosotros. Ellos no nos comunican nada de lo que hacen. Tú pides una zona de carga y descarga en un sitio, y la ponen en otro y no te dicen nada. Ellos prometieron diálogo con los vecinos, con Sevilla en general, que a fecha de hoy no están cumpliendo. No hay comunicación.

-¿Qué se puede esperar ante esta falta de comunicación?
-Poco, la verdad. Seguiremos peleando con ellos, aunque no nos escuchen. Al final en esta asociación dimitiremos todos cansados, y entrará otra con mucha fuerza hasta que se aburran también y se vayan.

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