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Zoido, y el efecto arrastre de la victoria del PP en Sevilla

Zoido arranca cumpliendo una de sus promesas. Sevilla fue ya ayer una gran capital política del país.

el 11 jun 2011 / 22:38 h.

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Símbolo del PP. Hay que remontarse a 1983, la toma de posesión de Manuel del Valle con mayoría absoluta, para encontrar una jornada con una expectación política similar a la que se vivió ayer en el Ayuntamiento. Nunca desde entonces, cuando asistió el exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra, un regidor había estado acompañado por los líderes nacional, regional y provincial de su partido. Juan Ignacio Zoido volvió a demostrar que tiene en sus manos convertirse en un referente nacional y autonómico del municipalismo del PP. Un papel protagonista que hasta ahora no ha tenido el regidor de la capital andaluza. No lo tuvieron ni Alfredo Sánchez Monteseirín o Manuel del Valle con el PSOE ni Soledad Becerril con el PP. Basta revisar las imágenes que dejó hace cuatro años la investidura de quien se iba a convertir en el regidor más longevo de la democracia en Sevilla para ver la diferencia. Ni siquiera el entonces presidente de la Junta, Manuel Chaves, estuvo presente. Ayer, sin embargo, sí estuvieron José Antonio Griñán y Susana Díaz . Sea una muestra de que el pulso sigue vivo, un gesto de respeto democrático, un nuevo revés hacia Monteseirín o un error político que no sólo refuerza la lectura de que el PP ha ganado en Sevilla no a Espadas sino a la dirección regional socialista, lo cierto es que el mandato de Zoido arranca cumpliendo una de sus promesas: Sevilla asumió ayer el papel de gran capital política del país.

Arrastre. El efecto arrastre de la llegada del PP a Sevilla es múltiple. Y ayer se empezó a percibir. PSOE e IU estaban atados en la provincia por su pacto en la capital. Les unía un gobierno simbólico que les acercaba en otros municipios. Esta semana, cuando se negociaron los pactos, las direcciones provinciales no contaron con ese arma. Y el resultado fue una brusca ruptura. No hubo una pinza general contra el PSOE, sino varios focos de confrontación en clave tanto local como regional. IU le ha dado alcaldías al PP por no respaldar a los socialistas, pero también el PSOE lo ha hecho, en venganza, por no permitir que tomen el mando regidores de la federación de izquierdas. El escenario es simple. Si antes cualquier formación eludía el acuerdo con los populares por el desgaste que suponían, ahora son los socialistas los que abrasan a sus socios. "Perdemos votos donde gobernamos con el PSOE", dicen que reflexionó recientemente Cayo Lara en una conversación con un dirigente socialista. Pero el giro al otro lado, que ha protagonizado IU o el PA en municipios como Écija o Utrera es un arma de doble filo: el PP crece en votantes de forma vertiginosa en Andalucía y fagocita cualquier opción que pueda plantearse como alternativa al socialismo.

Autonómicas. El segundo gran efecto de Zoido tendrá su repercusión en 2012. En las autonómicas en primer lugar. Todos miran hacia ellas. El PP hizo ayer de Sevilla un bastión que, pese a las resistencias socialistas, se asienta sobre un electorado tradicionalmente distante de sus siglas. A ellos, a los barrios, a los desempleados o a los beneficiarios de las políticas sociales fueron ayer en buena medida las intervenciones del alcalde y del presidente del PP, Mariano Rajoy. Aunque, eso sí, pocos de ellos estaban entre los asistentes a la investidura de Zoido. PSOE e IU aguardan las contradicciones prácticamente inevitables, pero los populares parecen tener claro que deben conseguir mantener el equilibrio. Al menos hasta los comicios de 2012.

El PSOE. Pero la mayoría del PP tanto en Sevilla como en el resto de la provincia tiene además un arrastre en clave interna. Peligroso por la deriva que puede tomar para los socialistas. El PSOE, sumido en el desconcierto, hace desesperados llamamientos a la unidad, mientras sus bases siguen en tensión. Las voces de cambios surgen en la capital, aunque aún levemente y en pocas ocasiones señalando a su candidato. Si la asamblea de Cerro-Amate sí fue más dura; los comités ampliados -una figura que permite elegir a los asistentes que se reúnen con Espadas- de San Pablo y Este-Alcosa-Torreblanca dieron su respaldo al portavoz y se centraron en cuestionar la estrategia seguida. Pero el pulso no está ya en la capital. Sino en la provincia. Hacia allí mira el sector crítico. A los alcaldes salientes y agrupaciones locales que han perdido su poder y también a los pocos que han conservado sus feudos. Ellos, Alcalá, La Rinconada y Dos Hermanas, son ahora el verdadero poder del PSOE. El primer pulso a estos sectores se tomará en el próximo comité provincial. Mientras tanto, en la capital Espadas lucha por reforzar su movimiento de no alineados. Su reto es conseguir esta vez lograr un equilibrio con su partido.

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