Hoy, mañana y siempre

15 sep 2018 / 22:30 h - Actualizado: 22 sep 2018 / 19:36 h.

Dice quen «Dios te cierra una puerta pero te abre dos ventanas», a veces las ventanas son pequeñas pero dan algo importante en la vida de todo ser humano: esperanza. Pueden creerme que la esperanza puede ser el motor que te impulse cada día a levantarte y seguir tirando del carro de la vida.

A los que tenemos una edad –aunque seamos jóvenes– nos aterra ver cómo está la situación laboral dadas las pocas perspectivas que ofrece el mercado y los que nos dedicamos a contar historias, ser los voceros de la información diaria, poder transmitirle todo lo que pasan en este mundo nuestro a diario, cada día lo tenemos más complicado.

Puedes estudiar una carrera, con ilusión y empeño, otra cosa es lo que encuentras al salir de la Facultad (y se de lo que escribo). Cuando a uno le dicen: «La empresa va a cerrar» no puede menos que sentir un pellizco en el estómago y otro en el alma por qué no sólo es un trabajo, es un lugar en el que hemos compartido alegrías y penas, ilusiones y desilusiones, amistades eternas y momentos, pues la vida, en cualquier caso, se mide por los momentos.

Pienso en voz alta, escribo en voz alta... ¿Qué pasará mañana? No lo sabemos, muchas veces cuesta encontrar esas «ventanas abiertas» porque, al final, se acaba trabajando donde te pone la vida y no donde uno quiere, donde se puede trabajar y no para lo que uno ha estudiado. Esto es así y afortunado aquel que en la sociedad en la que vivimos tiene un trabajo estable y digno con el que llevar un sueldo a casa y llevar una familia hacia delante con dignidad.

Donde te pone la vida, hoy es aquí, mañana sólo Dios –o una fuerza misteriosa– lo sabe. ~