«No hay un agravio histórico en Al-Ándalus que debamos resolver»

Carlos Echeverría es vicedecano de Investigación y doctor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UNED. Con el Instituto de Seguridad y Cultura imparte conferencias sobre la simbología andalusí en la propaganda yihadista

18 jun 2017 / 08:00 h - Actualizado: 18 jun 2017 / 08:00 h.
"Terrorismo","La amenaza yihadista"
  • El profesor Carlos Echeverría, en una conferencia. / Instituto de Seguridad y Cultura
    El profesor Carlos Echeverría, en una conferencia. / Instituto de Seguridad y Cultura

—Para empezar a hablar de la relación entre el yihadismo y Al-Ándalus, primero hay que desmitificar esa asociación que se hace comúnmente con Andalucía, ¿no es así?

—Efectivamente, Andalucía deriva de ahí y se ha convertido en el polo de atracción por antonomasia. Además, aquí se encuentran lugares tan emblemáticos como Córdoba, Granada o Sevilla, pero Al-Ándalus en realidad hace referencia a la península ibérica en su totalidad, es decir, España y Portugal.

—¿Cuál es el atractivo que tiene Al-Ándalus para el movimiento yihadista?

—Principalmente que es tierra europea conquistada rápidamente, porque la invasión del 711 se produce en unos cuatro años en los que se hicieron con el control de prácticamente toda la península exceptuando algunos reinos cristianos del norte. Los largos siglos de presencia del islam en la península, y los grandes referentes como el califato de Córdoba hacen que los yihadistas traten de recuperar esa tierra ahora occidental y cristiana. En esto insiste su propaganda, lo que, por tanto, supone una amenaza.

—En ese caso, ¿esta amenaza ha sido siempre real? ¿Ya estaba presente en la época de Al Qaeda?

—Es real en la medida en la que el yihadismo se ha ido convirtiendo en una amenaza cada vez más global y dirigida no solo contra los musulmanes, que siguen siendo sus principales víctimas, sino también contra Occidente. En una etapa anterior, el mito de Al-Ándalus y su cultura era alimento del sensacionalismo árabe. En principio, no era peligroso, porque no tenía detrás una reivindicación clara. El problema es que, efectivamente, el Estado Islámico (EI) y Al Qaeda, han ido introduciendo con cada vez más insistencia en sus mensajes esa referencia andalusí. De ahí la necesidad de desmontar cuanto antes el mito para que los ciudadanos españoles sepan que no es una referencia inocua.

—¿Por qué el EI no ha llevado a cabo ninguna acción de momento en España? ¿Este pasado nos beneficia o perjudica de alguna manera?

—En términos propagandísticos, ser el centro de atención es preocupante. Que no hayan atentado en estos últimos tiempos cuando están atacando cada vez más en países cercanos se debe a buen seguro a la labor preventiva de nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad y a los servicios de inteligencia. Esto no se puede demostrar empíricamente, pero, asumiendo que la voluntad de actuar sí existe, estos atentados no se están produciendo, afortunadamente. Sin embargo, la propaganda sigue ahí y, sin ánimo de ser alarmistas, estamos muy expuestos a ella a través de todo el mundo cibernético, ya que estos grupos terroristas son muy activos en internet para llevar a cabo el reclutamiento y la financiación.

—Hablando de la propaganda, ¿entra entonces en España?

—Sí que entra, y ahora mismo se consume a través de las redes sociales tanto dentro como fuera de España. No olvidemos que, en tantas operaciones policiales como hay, se detienen a muchos individuos que beben de estas fuentes y que diseminan esta propaganda, donde el componente Al-Ándalus es muy potente. De hecho, en el último número la revista del EI titulada Rumiya –significa Roma, en referencia al mundo cristiano–, hay una referencia importante a Al-Ándalus y los reinos de taifas, ya que evocan el tiempo en el que estuvieron divididos, lo que los hizo más vulnerables y acabaron expulsados. Lo usan como ejemplo porque no quieren que la división actual los lleve a la expulsión de Siria o de Irak.

—¿Hay medidas que se puedan tomar contra la radicalización?

—Hay muchas dimensiones y se están trabajando todas, es decir, los medios propagandísticos de los grupos yihadistas son perseguidos día y noche por los servicios de seguridad y los equipos de inteligencia de muchos países. Esta es la dimensión policial, pero luego hay otra que es donde estamos los académicos y los medios de comunicación, que tenemos el deber de informar y de hablar de este tema, ya que no hay ni que ocultarlo ni considerarlo un asunto de poca importancia, sino hacer lo que se llama contranarrativa: no caer en las trampas de quienes instrumentalizan la historia. No debemos sentir que hay un agravio histórico en Al-Ándalus que tenemos que resolver. La historia es rica y larga y hay que conocerla, y sobre todo, evitar la alimentación del mito que da pábulo a estos individuos que luego utilizan esos referentes para hacer terrorismo.

—Como académico, ¿piensa que los medios españoles hacen una cobertura informativa correcta del tema?

—Vivimos momentos terribles en los que unos atentados se van encadenando con otros, por lo que no sólo hay que presentar datos, sino también alimentar siempre la reflexión sobre el telón de fondo: quiénes son los atacantes y por qué son exitosos en temas como el reclutamiento. Los medios no deben hablar de esto sólo cuando hay atentados. Insisto en la idea de que, aunque, afortunadamente, los ataques muchas veces no nos alcanzan, no hay que olvidar que en el mundo musulmán los yihadistas están atacando constantemente y provocando mucho sufrimiento, y son los mismos que, cada vez con más frecuencia, nos atacan a nosotros en suelo europeo.