El copiloto sufría problemas de visión

Francia analiza todas las hipótesis, incluso un fallo del aparato

28 mar 2015 / 21:53 h - Actualizado: 29 mar 2015 / 12:26 h.
"Sucesos"
  • Familiares de los fallecidos hacen una ofrenda floral. / Alberto Estévez (Efe)
    Familiares de los fallecidos hacen una ofrenda floral. / Alberto Estévez (Efe)

Las autoridades no han descartado que fuera psicosomático

Todas las hipótesis siguen abiertas sobre las causas que pudieron provocar el accidente del avión A320, de Germanwings, que el 24 de marzo se estrelló en los Alpes franceses con 150 personas a bordo, 50 de ellas con nacionalidad española. La tesis que tiene más fuerza es que el copiloto, Andreas Lubitz, de 27 años, provocó la colisión porque padecía problemas mentales, ya que sufría un síndrome subjetivo de sobrecarga –lo que se conoce como burnout o estar quemado por estrés laboral–. Sin embargo, ayer el diario estadounidense The New York Times publicó que el joven tenía problemas de visión que podrían haber puesto en peligro su trabajo. Según el periódico, que cita a dos fuentes con conocimiento de la investigación, Lubitz buscó tratamiento para esas dificultades.

Por ahora, no está clara la seriedad de su problema visual, según The New York Times, que añadió que las autoridades no han descartado que fuera psicosomático. El periódico recordó que, según varios testimonios, para Lubitz era muy importante volar y que no había cumplido sus aspiraciones profesionales de cubrir rutas de larga distancia como comandante.

La Clínica Universitaria de Düsseldorf informó el viernes de que Lubitz había sido evaluado en sus instalaciones por última vez el 10 de marzo. Consultada por The New York Times, una portavoz del centro no quiso comentar si el copiloto había presentado problemas de visión, alegando las leyes que protegen la privacidad de los pacientes. En un comunicado, la clínica calificó el viernes de «incorrecto» que Lubitz fuera tratado en ella por depresión y dijo que había acudido al centro para contrastar diagnósticos, sin dar más detalles.

La fiscalía de esa ciudad de Renania del Norte-Westfalia informó del hallazgo en uno de los domicilios registrados de Lubitz de distintos documentos médicos, incluida una baja, rota en pedazos, que estaba vigente el día de la catástrofe.

Por su parte, el diario Die Welt en su edición digital indicó que la Policía halló en el registro del apartamento en la ciudad alemana de Düsseldorf de Lubitz numerosos medicamentos para tratar un grave trastorno «psicosomático». «El hombre, de 27 años, estaba siendo tratado por varios neurólogos y psiquiatras», aseguró un miembro de la investigación en declaraciones al rotativo, al tiempo que agregó que no se hallaron ni drogas ni nada que hiciese indicar una dependencia a los narcóticos o al alcohol.

Además, una exnovia del copiloto declaró a la prensa que Lubitz le había dicho que «un día haré algo que cambiará todo el sistema y entonces todos conocerán mi nombre y lo recordarán».

No obstante, el general Jean-Pierre Michel, jefe de los investigadores franceses, aseguró ayer que aunque la investigación del siniestro está prestando una atención especial al rol y la personalidad del copiloto, no se han cerrado el resto de hipótesis, incluida la de un posible fallo del aparato.

Michel insistió en que todavía no dispone de todos los elementos técnicos sobre lo sucedido y recalcó que el análisis de la segunda caja negra, si esta llega a encontrarse, será especialmente «esclarecedor».