Historia de una saeta majestuosa

De cómo se gestó la letrilla que Manuel Cuevas le dedicó al Rey de España en la Campana

23 abr 2015 / 20:07 h - Actualizado: 24 abr 2015 / 13:53 h.
"La Redención","Semana Santa 2015"
  • Cuevas en la Campana, el pasado Lunes Santo.
  • Manuel Cuevas en plena interpretación de la vibrante saeta que cantó a la Virgen del Rocío, de la hermandad de la Redención, a su salida el Lunes Santo. / Inma Flores
    Manuel Cuevas en plena interpretación de la vibrante saeta que cantó a la Virgen del Rocío, de la hermandad de la Redención, a su salida el Lunes Santo. / Inma Flores

Ni siquiera le dio tiempo a percatarse de la emoción que desprendían los sinceros aplausos que le brindó desde el palquillo de la Campana el rey Felipe VI porque, como es norma entre los cantaores, desapareció de la escena y abandonó el balcón tan pronto terminó de entonar el último tercio de la saeta.

Manuel Cuevas, el saetero más solicitado en Sevilla desde que en la Madrugá de 2013 le cantara a la Macarena en plena Campana una antológica saeta sobrada de fuerza, ha engrandecido esta pasada Semana Santa su leyenda como cantaor al protagonizar el pasado Lunes Santo, desde el balcón del Banco Santander en la plaza de la Campana, una saeta dedicada a la Virgen del Rocío de la Redención con un improvisado guiño final al rey de España, Felipe VI, en la primera visita de un monarca a la Semana Santa sevillana desde 1984.

Horas antes de protagonizar este momento para la historia de la Semana Santa, Cuevas ya había tocado el cielo con una sobrecogedora saeta interpretada a la salida de la dolorosa de la hermandad de la Redención. Nueve versos antológicos con los que este saetero de Osuna logró parar los relojes de la calle Santiago. Tan es así que, ante la insistencia de los aplausos del público a la saeta, recibida con medio docena de oles y con una eterna ovación, hubo quien le propuso salir a saludar al balcón. Invitación que, lógicamente, declinó: «Eso es una falta de respeto a la imagen».

Pero fue ya con los nazarenos de La Redención buscando el inicio de la Carrera Oficial cuando su «amigo», el abogado Luis Miguel Martín Rubio, después de «tomarnos un cafelito», le animó a cantar una segunda saeta a la Virgen del Rocío en la Campana, un escenario ya tabú para este artista. «Después de lo de la Macarena yo no quería volver a cantar en la Campana porque le tenía mucho respeto». El envite de Martín Rubio creció en intensidad cuando le advirtió al saetero de la presencia en el mismo palquillo de la Campana del rey Felipe VI. «Subiendo para el balcón, cuando quedaban 10 minutos para que la Virgen entrara en Campana, ya advertimos cierto jaleillo. Y fue cuando me propuso: Manuel, ¿y por qué no haces una letrilla en la que le menciones a él?».

«Me cago en la mar...», fue la primera y espontánea reacción del saetero ursaonense, consciente del compromiso que se le venía encima. «En un principio tuve mis dudas, porque no sé cómo le podía sentar a la hermandad una cosa así, incluso a la gente que no sea tanto del Rey». Pero ni corto ni perezoso Cuevas se puso a darle vueltas a la cabeza. «Al entrar en las dependencias del banco me vino la idea. Cogí un refresco que había allí, fue sentarme y de momento, sobre la marcha, se me vino ese final a la cabeza. Quería darle su sitio a la Virgen y mentar al Rey. Y me dije, ésta va a ser». Y fue cuando, después de una esplendorosa saeta a la dolorosa de la calle Santiago, el de Osuna le incluyó un último tercio que ya ha pasado a la historia de la Semana Santa: «(...) Orgullo debes tener / Rocío de mis entrañas / que a ti te venga a ver / y hasta el mismo Rey de España». El resto ya lo conocen. El antológico remate de la saeta de Cuevas hizo aplaudir a raudales a un emocionado Felipe VI. «No me esperaba esa reacción. Carlos Herrera me vino y me dio la enhorabuena en su nombre: Me ha dicho que te diga ‘dale la enhorabuena a Manuel’, no al saetero, lo que me agradó mucho».

El agradecimiento del Rey al derroche de voz de Manuel Cuevas y su guiño cariñoso al monarca no quedará ahí: «El otro día me pidieron mi dirección desde la Casa Real...».

Para Cuevas ha sido un «orgullo» cantar delante del Rey de España, aunque para sus adentros se queda con la saeta que le brindó a la Virgen del Rocío en la salida. «Yo le canté a la imagen, pero sí es verdad que es un añadido más para que te puedas poner nervioso».

A la hora de elegir entre esta coletilla final dedicada al Rey Felipe VI y la asombrosa saeta que le dedicó hace dos años a la Macarena en la plaza de la Campana, Cuevas lo tiene claro: «Lo de la Macarena se va a quedar para la historia».