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La sencillez y la candidez triunfan por Navidad

Los colegios Vara de Rey, en Infantil-Primaria, y Buen Pastor, en Secundaria, se imponen en la gran final del XXI Concurso de Coros Campanilleros organizado por El Corte Inglés

18 dic 2017 / 23:02 h - Actualizado: 18 dic 2017 / 23:50 h.
"Navidad en Sevilla"
  • Los patrocinadores del concurso posan junto a los representantes de los cuatro coros finalistas tras la entrega de los galardones. / Reportaje gráfico: Manuel Gómez
    Los patrocinadores del concurso posan junto a los representantes de los cuatro coros finalistas tras la entrega de los galardones. / Reportaje gráfico: Manuel Gómez
  • Los niños del colegio Vara de Rey conquistaron el triunfo en Infantil-Primaria.
    Los niños del colegio Vara de Rey conquistaron el triunfo en Infantil-Primaria.
  • El colegio Maristas fue el último en actuar y acabó segundo en Infantil-Primaria.
    El colegio Maristas fue el último en actuar y acabó segundo en Infantil-Primaria.
  • Actuación del coro del colegio Portaceli, subcampeón en Secundaria.
    Actuación del coro del colegio Portaceli, subcampeón en Secundaria.
  • El coro del colegio Buen Pastor, guiado por Silvia Sarrión, triunfó en Secundaria.
    El coro del colegio Buen Pastor, guiado por Silvia Sarrión, triunfó en Secundaria.
  • Pedro Cruz (director El Corte Inglés del Duque), José Antonio Fernández (subdirector del Distrito Casco Antiguo), Julián Ávalos (Banco de Alimentos de Sevilla) y Francisco Nicolás (subdirector El Corte Inglés del Duque).
    Pedro Cruz (director El Corte Inglés del Duque), José Antonio Fernández (subdirector del Distrito Casco Antiguo), Julián Ávalos (Banco de Alimentos de Sevilla) y Francisco Nicolás (subdirector El Corte Inglés del Duque).
  • El colegio Maristas donó los 300 euros ganados al Banco de Alimentos.
    El colegio Maristas donó los 300 euros ganados al Banco de Alimentos.

A veces, por fortuna, lo sencillo triunfa en la vida. Y es el tipo de cosas que suelen ocurrir por Navidad. Así lo debió considerar el jurado del XXI Concurso de Coros Campanilleros organizado en la plaza de la Concordia un año más por El Corte Inglés con la colaboración del Ayuntamiento de Sevilla a través del Distrito Casco Antiguo y la Delegación de Fiestas Mayores y de El Correo de Andalucía.

Y es que esa virtud, la sencillez, y otras como la candidez, incluso la falta de pretensiones, fueron los argumentos que decantaron la balanza en la gran final del certamen celebrada este lunes, con tres días de retraso sobre lo previsto –debió ser el viernes, pero la lluvia lo impidió–, a favor de los colegios Vara de Rey y Buen Pastor, que se llevaron el primer premio (y 600 euros en una tarjeta regalo) en las categorías de Infantil-Primaria y Secundaria, de forma respectiva. Se debieron conformar con el segundo puesto (y 300 euros de tarjeta regalo) en cambio los colegios Maristas y Portaceli, que exhibieron acaso un mayor despliegue de recursos y un repertorio más llamativo.

La final comenzó en torno a las 18.00 horas con el muy numeroso –rondando el medio centenar de miembros– coro de Vara de Rey algo frío de inicio. Empezaron interpretando la jerezana Con azúcar y canela y La reina de los cielos, jugando en ambas composiciones con bajadas y subidas del tono siguiendo las instrucciones de Eugenio Macías. Reservaron su mejor baza para el tercer villancico, Dos gitanillos hacia Belén, en la que tiraron de coreografía simpática: arriquitaun-taun cantaban mientras el grupo se giraba al unísono a izquierda y derecha. Gesticulaciones varias reforzaban la vistosidad de una actuación que cerraron con un «se acabó» gritado al aire por uno de los pequeños de este colegio de Tablada, ya ganador del concurso otras cuatro veces.

El segundo colegio en acceder –que no subir– al escenario fue el Portaceli, que llegaba a por todas en la que era su primera final. Los de Nervión exprimieron al máximo los términos del reglamento: la práctica totalidad de los miembros del coro era de la ESO (la categoría llamada Secundaria englobaba desde quinto de Primaria hasta cuarto de Secundaria) y, curiosamente, con una cuota femenina aplastante (apenas cuatro niños de una treintena); y, por otro lado, cantaron hasta cuatro temas (el resto hizo tres). Con el profesor Álvaro Prieto a la guitarra, repartieron guiños a Triana en la inicial Fue en Belén y en el cierre, Nana de la Señá de Santa Ana; hicieron coros juguetones en La virgen como es gitana; y ofrecieron su mejor versión en Cantad pastores, con diversas voces alternándose: «Cantad pastores que se duerme el angelito / cantad pastores a este niño tan bonito / cantad pastores pero fuera del portal / que se puede despertar», rezaba el estribillo antes del epílogo a baja voz, con un «sssssshhh» como broche.

ENTRE VECINOS DE NERVIÓN

Su rival en la categoría Secundaria y vecino de distrito, Buen Pastor, optó por su parte por un conjunto de niños notoriamente de menor edad –todos de los dos cursos superiores de Primaria–, dirigidos por una entusiasta Silvia Sarrión. Iniciaron su repertorio con El almendro, introducido por la flauta travesera tocada por una de las niñas: uno de los aciertos de la tarde-noche y quizás uno de los puntos ponderados por el jurado para otorgarles el primer premio que rozaron el año pasado. Aunque las voces de los escolares se distinguían con cierta dificultad –rehusaron utilizar los micrófonos–, el coro del colegio Buen Pastor supo ganarse al público con la escueta Ríete niño –ya cantada en la final de 2016– y remató la actuación con Habanera navideña antes de despedirse a la voz de «Desde el colegio Buen Pastor os deseamos una Feliz Navidad».

Cerraban la velada los pequeños del colegio Maristas, que de hecho debían haber sido los terceros en actuar, y que se hicieron esperar un cuarto de hora. Su profesor, Luis Reynolds, excusó el retraso explicando que venían directamente desde el centro educativo tras el reparto de notas. Los escolares de Los Remedios llegaron por fin bien pertrechados, con hasta cuatro adultos acompañando –dos de ellos a la guitarra y el cajón, lo que les otorgó mayor empaque y, ¿quizás, menos mérito?– y aferrándose a la buena estrella en los dos primeros temas: Vuela, vuela esa estrella –con tímida coreografía– y El rock de la estrella –con un cariz popero que igual tampoco les benefició al separarse del canon de villancico–, lo que llevaron más lejos con un Oh happy day (del filme Sister Act). El final con palmas –tocadas primero, en alto al final– agradó, pero esta vez no se cumplió aquello de «los últimos serán los primeros».

Eso sí, Maristas fue ganador en generosidad al donar los 300 euros de su segundo premio al Banco de Alimentos, que ya había recogido 500 kilos de alimentos. Era lo realmente importante...