Marchena se rinde ante su Macaco

La hermandad de Humildad y Paciencia procesionó tras su cuarta

María Montiel marmondua /
02 abr 2015 / 00:21 h - Actualizado: 02 abr 2015 / 19:47 h.
"Cofradías","Miércoles Santo","Semana Santa 2015"
  • La salida de Humildad y Paciencia estuvo repleta de marcheneros devotos. / M. M.
    La salida de Humildad y Paciencia estuvo repleta de marcheneros devotos. / M. M.
  • La centuria romana acompañó a la cofradía marchenera. / M. M.Ç
    La centuria romana acompañó a la cofradía marchenera. / M. M.Ç

Bajo un sol de justicia, la Hermandad de la Humildad y Paciencia de Marchena realizaba su estación de penitencia en la noche del Miércoles Santo. Momentos especiales de esta Semana Santa que aguardaban con ilusión los días grandes en la villa Ducal.

Puntualmente, la Cruz de Guía traspasaba las puertas del Convento de Santa Clara para llevar los pasos por un recorrido especial. Las incertidumbres, debido a la lluvia de años anteriores, han quedado relegadas ante un día totalmente veraniego.

Minutos de tensa espera aguardaban una salida muy esperada. Había ganas de Semana Grande y los vecinos agolpados a las puertas del convento así lo atestiguaban. Desde el Domingo de Ramos no se escuchaban los sones y el pueblo esperaba con ilusión el encuentro con la Hermandad. El popularmente conocido como macaco, se vislumbraba y los minutos se hacían eternos.

Era a las 20.00 horas cuando, como un rayo de luz, se abrían las puertas del Convento. De ahí una brillante cruz guiaba al Señor de la Humildad que se encontraba de nuevo con su pueblo. Con gran esfuerzo, acrecentado por las altas temperaturas, el paso flanqueó elegantemente las puertas cargado a hombros por unos costaleros que hicieron gala de su elegante pasear.

Nada más salir, su sentencia era leída desde uno de los balcones que dan a la calle Santa Clara. Desde allí, la Centuria Romana rodea al paso, realizando el prendimiento para llevarlo al calvario. La voz del pequeño Ángel pregona la defensa del Señor. Una escena la del Pregón del Ángel que, a pesar de su antigüedad, sigue sorprendiendo a quienes se acercan a disfrutar de este Miércoles Santo. Sentenciado el Señor de la Humildad comienza su paseo marcado por un cuerpo de acólitos y nazarenos que hacen gala de su sencillez y seriedad en su recorrido procesional. Previamente, momentos de intimidad entre la Centuria Romana Señor de la Humildad con el ritual de vestirse ayudados por amigos, familiares, e incluso por los propios romanos. Estos hombres de Humildad –que junto al resto de romanos de Marchena recibían el pasado 28 de febrero el premio al en la categoría de Cultura, por la defensa del patrimonio cultural, al recuperar la tradición de las centurias romanas– atesoraban los principales estrenos: los nuevos escudos e insignias que eran alabados en la calle. Con el cantar de una cuarta –saeta propia de la Hermandad– se entrega el Señor, acompañado de la Agrupación Musical Dulce Nombre de Jesús, a un pueblo que ya de nuevo miraba hacia las puertas, esperando a Nuestra Señora de los Dolores.

Poco después, la Virgen se vislumbraba dentro. El baile de las bambalinas tintineaba al ritmo de unos pies aún descansados. Al toque de martillo, una salida mecida entre varales. Su capataz ordenaba y tras pasar el dintel el Himno Nacional interpretado por la Banda Castillo de la Mota.

Se cerraba así la salida cuando empezaba el refrescar agradecido de la tarde. Se finalizaba la salida pero comenzaba el recorrido con el recogimiento del discurrir de la procesión. Momentos guardados en la retina como la calle San Francisco, con las clásicas saetas, que emocionaron a un pueblo que se entrega con la cofradía.

Tras la salida de este miércoles, se espera vivir momentos especiales en una Semana Grande plagada de instantes especiales. Días que muchos marcheneros esperan vivir entre tesoros y tradiciones de gran valor.