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Los lazos de la Archicofradía con la Casa Real se remontan a tiempos de la reina Isabel II. / Manuel Gómez
El Rey emérito Juan Carlos I ha aceptado la presidencia de honor de los actos conmemorativos que celebrará la Archicofradía Sacramental de Pasión el próximo año 2018 en torno a varias efemérides de significativa importancia para la corporación, como son el centenario de la fusión con la hermandad Sacramental, el 150 aniversario de la llegada de la Archicofradía al Salvador, el VIII centenario de la Orden Mercedaria, el 75 aniversario del paso de plata y el 450 aniversario del nacimiento de Martínez Montañés.
Mediante su correspondiente credencial dirigida a la hermandad desde la Casa Real, se comunica que don Juan Carlos, hermano de Pasión desde el 19 de marzo de 1949 y Medalla de Oro de la Archicofradía desde 1988, ha accedido a la petición de la junta de gobierno de que bajo su presidencia se celebren en 2018 toda esta serie de conmemoraciones. Para todas estas actividades, la Archicofradía está trabajando con el objetivo de realizar un completo programa de «cultos extraordinarios, actos culturales y formativos, así como exposiciones y ciclos de conferencias» que serán anunciados próximamente.
La estrecha vinculación de la Archicofradía de Pasión con la Casa Real ha sido manifiesta a lo largo de la historia. Ya desde 1844 ostenta el título de Real, cuando la reina Isabel II, devota de Jesús de la Pasión, concedió licencia para hacer la estación de penitencia el Viernes Santo y a sus nazarenos vestir la túnica morada y negra.
Muchos de los miembros de la Familia Real han sido o son hermanos actualmente de la Archicofradía. Y además, en la cripta ubicada bajo la capilla sacramental, están enterrados varios miembros de la casa Borbón-Orleans, como el infante don Carlos de Borbón y Borbón, bisabuelo del Rey Felipe VI, Luisa Francisca de Borbón Orleans y su Alteza Real Dolores de Borbón Orleans. Especialmente estrechos fueron los lazos que mantuvo la madre de don Juan Carlos, doña María de las Mercedes, camarera de honor de la Virgen de la Merced, quien en sus visitas a Sevilla no dejaba nunca de visitar el Salvador. También es recordado el gesto de la Infanta doña Elena al donar el ramo de novia durante su boda en Sevilla al Señor de Pasión.