Prefiere no hablar del pasado. Ni de su antecesor, ni de los tiempos de la renuncia, ni de conspiraciones, ni de campañas de hostigamiento. «Las personas somos meros accidentes en la vida de instituciones centenarias, como es el caso de la Archicofradía de Pasión», repite con frecuencia para zafarse de molestas preguntas. «Lo sustantivo, lo verdaderamente importante, es la hermandad. Por eso, si no le parece mal, hablemos de Pasión...»

—¿Qué legado recibe? ¿Cuál es el momento actual de la hermandad?

—Recibo un legado ingente fruto de la propia historia de la hermandad y del esfuerzo y dedicación de tantos hermanos que, a lo largo de casi 500 años, le dieron mucho de su tiempo, de su trabajo, de su entrega, de sus recursos y de su cariño. ¡Ahí es nada! La hermandad afronta ilusionada estos días el reto de la efemérides del 400 aniversario de la talla del Señor. Ese debe ser un motivo para el reencuentro, la cordialidad y el amor fraterno.

—Con nueve meses por delante hasta las elecciones de mayo, ¿se plantea usted algún reto?

—El primer reto es asumir con humildad el inmenso honor que me hace mi hermandad al acogerme como su hermano mayor. En segundo lugar, hacer posible que nos comportemos –como ya he dicho en otras ocasiones– como una hermandad unida, cohesionada, prudente y rigurosa, en todo lo que hagamos y digamos.—La hermandad está en puertas de celebrar una efemérides muy importante como es el cuarto centenario de la hechura del Señor de Pasión. ¿Llega esta gozosa celebración en el mejor momento?

—Suelo repetir que para la amistad y el amor, la ocasión es siempre. Pues bien, una efemérides como ésta es, en cualquier momento y en éste también, una inmejorable ocasión para reunirnos en torno a la imagen del Señor de Pasión que, desde su inmensa belleza, nos anima constantemente a buscar en su mirada el perdón y la reconciliación.

—El programa de actos del cuarto centenario destaca por su originalidad y buen gusto. ¿Han querido escapar de la ramplonería que en ocasiones impera a la hora de planificar este tipo de conmemoraciones? —Gracias por esa apreciación, pero no podemos calificar de ramplonería lo que se haya hecho en otras conmemoraciones similares. Han sido siempre actos programados con cariño, entrega total, brillantez y solemnidad y merecen por tanto la mayor consideración y respeto. Nosotros también hemos puesto en juego todos esos elementos y hemos querido presentar un proyecto conmemorativo algo diferente, ni mejor ni peor que otros; sólo diferente.—Una película, una exposición fotográfica, un libro, conferencias, referencias gastronómicas pero sobre todo, la oportunidad de gozar de una contemplación diferente del Señor de Pasión. ¿No es así?

—Así es. Y desde este mismo momento quiero aprovechar para invitar a los hermanos de Pasión, a los cofrades en general y a todos los sevillanos a participar en los diferentes actos que llevaremos a cabo donde, a buen seguro, podrán disfrutar de la soberbia imaginería del genial Montañés y, especialmente, de su obra cumbre. Sin olvidar, por supuesto, los cultos especiales que desarrollaremos entre los días 25 de septiembre y 11 de octubre.

—¿Hubiera sido deseo de la hermandad organizar una magna exposición con obras de Martínez Montañés? —¿Quién no hubiera querido presentar algo semejante? ¡Claro que nos hubiera gustado organizar esa magna exposición! Pero no siempre los deseos se convierten en realidad, cuando hay impedimentos de tipo expositivo, económico, legal, administrativo u organizativo.—Personalmente, ¿le habría gustado ver al Señor en la calle por esta efemérides?

—Sin duda. ¿Hay alguien a quién no le guste? Pero otra cosa es que proceda o no según las normas establecidas, que respetamos incondicionalmente. Aunque lo importante en suma es que esta conmemoración sirva para poner al Señor de Pasión en el centro de nuestras vidas y que nos ayude a reflexionar sobre lo que significa para nosotros.