Brillantez en un Corpus más fresco de lo habitual

La procesión más tempranera de la historia reciente deja flotando en el aire una preocupación: la alarmante disminución en el montaje de altares durante el recorrido

26 may 2016 / 20:05 h - Actualizado: 26 may 2016 / 22:08 h.
"Corpus Christi"
  • La Custodia de Arfe transcurre ante el altar que preside la Hiniesta gloriosa en la plaza de San Francisco. / Manuel Gómez
    La Custodia de Arfe transcurre ante el altar que preside la Hiniesta gloriosa en la plaza de San Francisco. / Manuel Gómez
  • El altar levantado por la hermandad del Amor en la calle Villegas ganó el primer premio del concurso de altares. / Manuel Gómez
    El altar levantado por la hermandad del Amor en la calle Villegas ganó el primer premio del concurso de altares. / Manuel Gómez

Más madrugadora que nunca –este año se ha adelantado su inicio un cuarto de hora–, con temperaturas más frescas de lo habitual por estas fechas –a primera hora de la mañana con 15 grados en los termómetros se hacía imprescindible la chaqueta–, y con algo menos de concurrencia en las calles, si bien el público participante dio sobradas muestras de adoración y respeto al Santísimo. Así ha transcurrido este jueves la procesión del Corpus Christi en Sevilla, marcada un año más por la alta participación en las representaciones y el ensanchamiento de sus horarios, y que ha dejado flotando en el aire de mayo una preocupación evidente tanto en la esfera eclesial como en la acera municipal: el alarmante descenso en el montaje de altares eucarísticos en el recorrido por parte de hermandades y asociaciones. Sólo dos se presentaron a concurso, por cinco del año pasado y seis en 2014. En sólo tres ediciones la participación ha caído un 66 por ciento.

Sujeta a mil y un debates sobre cómo hacerla menos tediosa, lo cierto es que las cifras de la procesión no dejan lugar a engaño: resulta más ameno empuñar un cirio y engrosar las largas filas de la comitiva eucaritística que adoptar el papel de paciente espectador. Mientras los integrantes de las representaciones tardan poco más de hora y media en completar el recorrido íntegro de la procesión –desde la Puerta de San Miguel a la Puerta de los Palos–, cualquier espectador que quiera presenciar a pie quieto los nueve pasos de la procesión y toda su kilométrica comitiva se expone a permanecer plantado en el mismo sitio durante casi tres horas. Baste decir que desde que Pablo Díaz, el espigado niño carráncano que abría el cortejo, hizo sonar por vez primera la esquila que llevaga colgada a su cuello, hasta que la Custodia asomó a una avenida de la Constitución engalanada con los clásicos gallardetes habían transcurrido dos horas y treinta y seis minutos de reloj, todo un castigo hasta para el más paciente de los espectadores. Y a pesar de que este año se ha adelantado su inicio a las 8.15 horas con el fin de adaptar los horarios de la mañana al incremento de fieles que acompañan al Santísimo Sacramento, terminó sucediendo lo de siempre: que la cabecera del cortejo retornó a la Catedral cuando únicamente habían salido a la calle el paso de Santa Ángela de la Cruz, el de las Santas Justa y Rufina –exornado este año por la hermandad de la Estrella– y el de San Isidoro. Faltaban aún por pisar la alfombra de juncia y romero que se extiende a lo largo del recorrido nada menos que otros seis pasos: el de San Leandro, el de San Fernando –protagonista del cartel anunciador de este año–, la Inmaculada Concepción, el del Niño Jesús de la Sacramental del Sagrario y su sinfonía de campanitas, la Custodia de la Santa Espina y el extraordinario monumento de plata que labrara Juan de Arfe en el último cuarto del siglo XVI para cobijar a Jesús Sacramentado.

A excepción de la Custodia y de las andas del Niño Jesús del Sagrario, todos los demás pasos estrenaban disposición en el interior de la Catedral, ubicados en la nave de San Miguel al hallarse el trascoro ocupado con las piezas de la valiosa exposición Misericordiae Vultus, cuyos paneles debieron franquear las representaciones de las hermandades y cofradías en el recorrido que les conducía desde el Patio de los Naranjos hasta la Puerta de San Miguel.

Ajeno a las complicaciones organizativas de la procesión –tarea de la que con éxito renovado se encarga el seglar Joaquín de la Peña junto a grupo de once colaboradores– se encontraba el obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez, quien ayer participó por vez primera del Corpus sevillano, primero concelebrando la misa estacional y luego integrándose en la procesión: «Me ha parecido realmente extraordinario tanto por la participación como por el recogimientro de la gente. Me ha llamado muchísimo la atención que la mejor decoración del Corpus sea la cera en la calle que, en definitiva, es la expresión de la devoción de todo el pueblo, particularmemnte de las hermandades y cofradías, que con sus velas han ido dejando una auténtica alfombra junto con el romero. En mi tierra se hacen alfombras de flores, pero aquí las alfombras las hacen de cera», valoró en declaraciones a El Correo de Andalucía el prelado isleño al término de una procesión que tuvo uno de sus momentos más sorprendentes cuando el público que se daba cita bajo las velas de la Plaza del Salvador entonó a coro la versión cantada del Dios te salve María incluida en el trío de la marcha Encarnación Coronada, que en ese momento interpretó la Unided de Música de la Fuerza Terrestre que cerraba el cortejo detrás de la Custodia con el Santísimo.

A las doce y media en punto, los brillos de plata de la Custodia son engullidos por la penumbra de la Puerta de los Palos al tiempo que la Banda Sinfónica Municipal interpreta la Marcha Real. Acaba la procesión. El arzobispo imparte la bendición con el Santísimo y agradece a «tanta buena gente» que ha participado con mucho respeto de esta procesión santiguándose, arrodillándose y musitando oraciones al «Amor de los Amores».

LA HERMANDAD DEL AMOR, PRIMER PREMIO DE ALTARES
El altar levantado por la hermandad del Amor en la calle Villegas, del que formaban parte las cinco tallas de niños del misterio de la Sagrada Entrada en Jerusalén en el papel de adoradores del Santísimo, se hizo acreedor del primer premio del concurso organizado por la delegación de Fiestas Mayores. En la modalidad de balcones, el ganador fue el instalado en Casa Rodríguez, en el número 35 de la calle Francos, mientras que Galerías Madrid, en el 42 de Cuna, logró el galardón al mejor escaparate.

LOS CARRÁNCANOS REZAN A CORO ANTES DE SALIR
Es una tradición poco conocida. Los 13 niños carráncanos que abren la comitiva eucarística se arrodillan y rezan a coro en el presbiterio de la parroquia del Sagrario momentos antes de salir. Del cuidado y la formación espiritual de estos niños, con edades de entre 8 y 13 años, se ha encargado este año Mariví Jiménez, que ha estrenado cargo como «hermana protectora de los niños carráncanos».