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Cabrero se impone en la Macarena

El hasta ahora consiliario tercero se alzó con una ajustada victoria con el 53% de los votos

12 nov 2017 / 23:35 h - Actualizado: 13 nov 2017 / 18:12 h.
"Cofradías","La Macarena"
  • Primeras palabras de José Antonio Fernández Cabrero tras ser elegido hermano mayor de la Macarena.
  • José Antonio Fernández Cabrero, tras el recuento de votos que lo erigió anoche como hermano mayor macareno. / Jesús Barrera
    José Antonio Fernández Cabrero, tras el recuento de votos que lo erigió anoche como hermano mayor macareno. / Jesús Barrera
  •  José Antonio Fernández Cabrero, durante una entrevista para El Correo de Andalucía TV.
    José Antonio Fernández Cabrero, durante una entrevista para El Correo de Andalucía TV.
  • Los dos candidatos compartieron mesa con el hermano mayor. / Fernando García
    Los dos candidatos compartieron mesa con el hermano mayor. / Fernando García
  • El ministro de Interior, Zoido, acudió a votar.
    El ministro de Interior, Zoido, acudió a votar.
  • Largas colas nada más abrirse las urnas.
    Largas colas nada más abrirse las urnas.

No se puede hablar de sorpresa pero sí de sorpasso (adelantamiento). La Macarena apostó anoche por ese modelo de hermandad «fraterna, caritativa y social» que insistentemente ha venido pregonando el cántabro José Antonio Fernández Cabrero. Su mensaje radicalmente evangélico ha terminado calando en el atrio. Tanto que el hasta ahora consiliario tercero y diputado de Acción Social macareno será, a sus 63 años, quien empuñe la vara de las capillas durante el próximo cuatrienio (2017-2021). El nuevo hermano mayor electo se impuso a su oponente en las urnas, Santiago Álvarez Ortega, por un ajustado margen de votos en unas elecciones marcadas por el respeto y la caballerosidad entre ambas listas y por la amplia participación, ya que este domingo votaron un total de 3.839 hermanos (incluyendo las aproximadamente 280 papeletas del voto por correo), una cifra récord en los comicios macarenos.

Tras más de siete horas de votaciones –las urnas se abrieron a las 13.05 horas y se mantuvieron abiertas más allá de las 20.00 horas–, el escrutinio se dio a conocer al filo de las 23.30 horas. Fernández Cabrero se alzó con la victoria por 2.058 votos a su favor frente a los 1.732 recibidos por el hasta ahora teniente de hermano mayor. Es decir, que Cabrero se llevó el 53 por ciento de las papeletas frente al 46 por ciento de Álvarez. Se contabilizaron asimismo 35 votos en blanco y 14 nulos.

El escrutinio fue proclamado públicamente desde el altar mayor de la Basílica y la victoria del de San Felices de Buesna fue recibida con una ovación cerrada. Su programa se resume en un ideario básico: la joya de la corona será la obra asistencial; no habrá salida extraordinaria de la Virgen en 2020 (425 aniversario fundacional); y la cofradía se muestra flexible a tirar por la Alfalfa para arreglar la Madrugá.

La jornada electoral transcurrió sin incidencias y rodedeada de un extraordinario ambiente. Nada más abrirse las urnas se produjeron largas y compactas colas, que llegaron a extenderse, San Luis abajo, más allá de la plaza de San Gil, lo que se tradujo en más de una hora de espera para depositar la papeleta. A lo largo del día fueron numerosos los rostros conocidos que desfilaron por el atrio, entre ellos el del ministro del Interior del Gobierno de España y ex alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, quien compartió mesa en el bar Esperanza con el todavía hermano mayor, Manuel García, y los dos candidatos a sucederle. Las tertulias, los corrillos, se sucedieron a lo largo de la jornada en los cuarteles generales de ambos candidatos y en los bares de alrededor propiciando «un ambiente más propio del Jueves Santo». Por la Basílica desfilaron a depositar su voto políticos como Javier Arenas, el director de Tráfico, Gregorio Barrera, el delegado de Fiestas Mayores, Juan Carlos Cabrera, y hermanos mayores de otras cofradías de penitencia, como los de la Amargura o Santa Genoveva. Previamente a las votaciones, se celebró en la Basílica el cabildo de cuentas, en el que Manuel García aprovechó para despedirse después de ocho gloriosos años como hermano mayor que pasarán a la historia de la corporación y que han dejado estampas para el recuerdo, como las de la Virgen de la Esperanza en el Estadio Olímpico, con motivo de la beatificación de Madre María de la Purísima, o en la Plaza de España, marco regionalista donde la hermandad conmemoró el cincuentenario de su coronación. García lo hizo a su manera. Se guardó el papel que tenía preparado con el discurso de despedida y abrió su corazón. Pidió perdón por si había podido causar algún mal a alguien en estos ocho años, y pidió perdón asimismo a los nazarenos, un colectivo al que, según confesó, se ha «maltratado» con frecuencia en aras a cumplir los compromisos adquiridos con el resto de hermandades de la Madrugá. Pero también se acordó de aquéllos que mantenían que después de aquel 31 de mayo de 2014 –cincuentenario de la coronación–, Manolo García se marcharía a su casa, o de aquéllos que quisieron enterrarlo prematuramente porque a su edad no aguantaría un segundo mandato. «Señores, aquí sigo». Y con 84 años. Genio y figura. Sus hermanos se dejaron las palmas aplaudiéndole.