Corpus Christi. La decadencia de los altares eucarísticos

El descenso de altares en el recorrido del Corpus preocupa en Palacio y en Plaza Nueva, donde tratan de tomar medidas para evitar que no se pierda esta tradición de las vísperas

Manuel J. Fernández M_J_Fernandez /
29 may 2016 / 13:25 h - Actualizado: 29 may 2016 / 13:29 h.
"Cofradías","Desde la bulla","Corpus Christi"
  • Unos ciudadanos observan un altar eucarístico durante el día previo a la procesión del Corpus. / José Luis Montero
    Unos ciudadanos observan un altar eucarístico durante el día previo a la procesión del Corpus. / José Luis Montero

La procesión del Corpus Christi ha vuelto a demostrar un claro desequilibrio entre su kilométrico cortejo y el escaso público en las primeras horas. También ha confirmado la tendencia de los últimos años de menos altares eucarísticos en el recorrido por parte de hermandades y asociaciones. Sólo dos se han presentado al concurso de Fiestas Mayores, por cinco del año pasado y seis en 2014. Es decir, que en sólo tres ediciones la participación ha caído hasta un 66 por ciento. En esta ocasión, han faltado altares tan señeros como el de las Siete Palabras en la plaza del Salvador, San Isidoro en Francos o La Sed en la esquina de la Cuesta del Bacalao con Placentines. La cuestión es alarmante y preocupa seriamente a autoridades municipales y eclesiásticas. Algunas corrientes achacan esta disminución de montajes a la falta de subvenciones municipales que mitiguen los gastos derivados de la logística y decoración. En la actualidad, solo se cuenta con 125 euros del Consejo de Cofradías. Una ayuda insuficiente si se hace la suma de las partidas del transporte de enseres, la cera, las flores y el guardia de seguridad que vela por el altar toda la noche. También hay quien considera que de unos años a esta parte se han ido poniendo demasiadas trabas que acaban con la voluntad del mejor de los priostes, abocados a situaciones insólitas en las que una simple descarga de enseres puede acabar en multa a la furgoneta que estaciona unos minutos en el centro. O cuando se les llega a exigir un proyecto exhaustivo, casi avalado por un arquitecto, antes de levantar cualquier dosel damascado o colgar una cornucopia. Tampoco parece haber ayudado los dictámenes del jurado de estos últimos años. Para algunas hermandades los premios han recaído más en afinidades que en méritos artísticos. En este último punto, el gobierno de Espadas ha introducido este año algunos cambios, con la incorporación de dos miembros del Consejo: Milagros Ciudad y Víctor Padilla han sido partícipes del fallo del concurso. Sin embargo, hay quien pide más y apunta a una reforma de las bases del concurso, en especial a la hora de delimitar los criterios de los altares premiados. También hay quien propone abrir el concurso a los que visiten el centro esa tarde, facilitando algún tipo de aplicación móvil que permita el voto ciudadano. Sea lo que sea, lo cierto es que la situación extrema invita a tomar medidas de cara al próximo año. De momento, en Fiestas Mayores ya se baraja el aumento de la cuantía del premio para reflotar esta tradición. Esta misma semana Espadas tiene previsto tratar el tema con Asenjo en un encuentro programado para despachar diversos asuntos. Todo para que sigan prevaleciendo los ornamentos callejeros en la víspera. De lo contrario terminaría reducida a una noche de bares por el centro.