«Cuando el Gran Poder sale a la calle se acaba todo el debate»

Lutgardo García Díaz. Pregonero de la Semana Santa 2015

Manuel J. Fernández M_J_Fernandez /
21 mar 2015 / 16:55 h - Actualizado: 21 mar 2015 / 13:52 h.
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  • El médico y poeta Lutgardo García anuncia mañana la Semana Santa de Sevilla en el Teatro de la Maestranza. / José Luis Montero
    El médico y poeta Lutgardo García anuncia mañana la Semana Santa de Sevilla en el Teatro de la Maestranza. / José Luis Montero

{Dice que mañana intentará votar antes de dar el Pregón de la Semana Santa de Sevilla. Lutgardo García Díaz (Sevilla, 1979) llega al atril del Teatro de la Maestranza con un premio bajo el brazo, el de poesía de los Hermanos Machado por su obra Lugar de lo sagrado. Este hermano de Los Estudiantes y La Pura y Limpia confiesa estar convencido del texto que ha cuajado de versos y vivencias, en las que no distingue «entre lo vivido y lo soñado», parafraseando a Bécquer. Durante una hora y cuarto –sin incluir aplausos–, no habrá más actualidad cofrade que la fe heredada y que ahora transmite a sus tres hijos pequeños.

¿Cómo está viviendo la Cuaresma? ¿Con qué acto de todos los vividos se queda?

–Con mucha naturalidad. Por mi profesión y al ser padre de tres hijos pequeños no he podido ir a muchos. Quizás el acto que más me ha marcado ha sido la proclamación de la pregonera universitaria, Reyes Calvillo, que fue en mi casa, en Los Estudiantes. Me sentí muy reflejado porque mi carrera en esto de los pregones empezó ahí hace once años.

Después de meses de desvelos y escritura, ¿con que ánimos llega al pregón?

–Muy tranquilo y muy convencido del texto que he hecho. Sé que ese es mi texto, que no podía haber hecho otro. Esa es mi Semana Santa. El sentimiento que tengo es convicción. Convicción de que esa es mi voz.

Siempre ha manifestado que el suyo será el pregón de un poeta, ¿satisfecho con el resultado final?

–Sí, si. El pregón es puramente poético. Casi todo en verso, lo que pasa es que gran parte del verso no es verso rimado, sino verso medido sin rima. Las personas que lo escuchen, salvo que tengan hecho el oído al endecasílabo o al alejandrino, van a creer que estoy hablando en prosa, pero estaré hablando en verso.

Desde un principio dijo que su objetivo era reflejar «la autenticidad de la Semana Santa», ¿a qué se refiere?

–A que la Semana Santa está por encima de cuestiones de actualidad y de excesos. Es la que llevamos, hemos aprendido, hemos recibido y transmitimos los sevillanos. Es decir, la Semana Santa que está integrada en nuestra vida, en nuestra biografía. Y esa es la que pregonaré. Una Semana Santa en la que se refleja nuestro paso, el paso del tiempo.

¿No ha tenido la tentación en algún momento de añadir alguna nota de actualidad?

–Algunas veces me lo ha pedido el cuerpo, pero he procurado que no hubiera cuestiones de actualidad. La Semana Santa que yo quiero reflejar está por encima de la actualidad, del debate de la Madrugá, del Martes Santo o de la polémica de un capataz que se va o de un hermano mayor que dice esto o lo otro.

¿Y no cree que ello puede restar chispa al pregón?

–Precisamente es lo que buscaba: un pregón atemporal, que permita varias relecturas. Que dentro de un par de años no haya que explicarlo. Que se pueda leer hoy, dentro de diez años o hace diez años. Entiendo que pueda chocar pero la Semana Santa que voy a pregonar es la que intento trasmitir a mis hijos, y esa es difícil que la perturbe la actualidad. Incluido el conflicto de la Madrugá. Lo que yo quiero decir es que cuando el Gran Poder sale a la calle se acaba todo el debate.

Al margen del pregón, ¿qué opina de lo sucedido últimamente con la Madrugá?

–Tengo que reconocer que no he seguido mucho el tema porque he estado muy centrado en el pregón. Lo que se es de oídas. Llamé a Paco Vázquez cuando me enteré [por la dimisión del anterior delegado de la Madrugá]. Se que ha habido desacuerdos y eso es lamentable dentro de la Iglesia y de la Semana Santa. La gente de Iglesia tenemos que dar ejemplo de concordia, de sensibilidad y de respeto con los demás. Dice el Señor: «cuidar de no dar escándalos».

Volviendo al atril del Maestranza, ¿cómo calificaría su pregón?

–Como el pregón de la memoria, porque hago una introspectiva de bucear en paisajes que están en la memoria, y no solo me refiero a la mía. También a cosas que me han contado y que yo he reconstruido. He ido tirando del hilo de anécdotas mías y las que he escuchado a mis padres, a mis tíos, a mis abuelos...

A un pregón se le pide que emocione y que conecte con el público, ¿cree que el suyo lo conseguirá?

–Creo que sí, porque lo que yo hablo como mío es tuyo también. Te puedo hablar de una nazareno que se va y que es mi padre, pero también es el tuyo. Son vivencias muy asimilables y compartidas.

¿Ha pensado en algún momento en innovar en el formato del pregón con nuevos recursos más allá de la locución?

–Sinceramente me hubiese encantado pero el mío será un pregón clásico. Es una idea que no me disgusta. Pienso que los tiempos cambian y hasta lo más sagrado que tenemos que es la misa lleva música. Creo que se pueden utilizar otros recursos en el pregón, lo que pasa es que es difícil romper techos de cristal.

¿Comparte la idea de que el actual modelo del pregón está agotado?

–A mí me gusta como está, pero también es cierto que hay muchas personas que piden un cambio, que haya un elemento más asequible... Creo que todo lo que se haga con respeto dentro de la Semana Santa está bien. Tal como está ahora mismo configurado, algún cambio le vendría bien.

De los modelos escuchados hasta ahora, ¿a qué pregón se ajusta el suyo?

–Humildemente es muy distinto a todos. Tiene cosas de Carlos Colón, de Francisco Morales Padrón, de Fernando Caro Romero y... tiene mucho de Lutgardo García Díaz.

Imagino que le habrá marcado el que su familia cuente ya con dos pregoneros de la Semana Santa sevillana, ¿qué consejos le han dado?

–Puede parecer increíble pero no me han dado ninguno. Han sido tan escrupulosos, tan respetuosos y tan generosos conmigo que no han querido influirme ni un solo ápice.

¿Han tenido ya la ocasión de leer el texto?, y en su caso, ¿qué le han dicho?

–Mi suegro [por José María Rubio] lo ha leído y Antonio [por García Barbeito, su tío] me ha dicho que prefiere sorprenderse en el teatro del Maestranza. Mi suegro sí me ha dicho que es un pregón que suena a mí y en el que no engaño a nadie. Es el pregón de mi Semana Santa.

También el arzobispo ha tenido un anticipo de su pregón, ¿qué le ha transmitido?

–Me ha escrito una carta preciosa que guardaré para siempre. Lo digo emocionado porque me ha demostrado tener una extraordinaria sensibilidad, cultura y humanidad, también con las cofradías, por encima de la imagen que se haya podido dar de él. Es difícil porque heredar la mitra de don Carlos [por Amigo Vallejo], un hombre tan carismático y simpático... Al lado de don Carlos, cualquiera parece antipático.

Mañana llega al fin la hora de anunciar la Semana Santa, pero ha pensado en el día después, ¿le preocupa la crítica?

–Me preocuparía que personas que considero con paladar y buen gusto no les guste. Sí me dolería que haya bajado el tono de mi intensidad poética en el pregón. Quiero darle a la Semana Santa la dignidad poética que debemos tener. Lo he planteado como si fuera un libro más de poesía, cuidando cada coma y cada adjetivo. He puesto toda la carne en el asador.

En este sentido, ¿cree que Sevilla ha perdido grandes pregoneros al tenerse en cuenta otros requisitos antes que el potencial literario?

–El pregonero por lo menos ha de ser respetuoso con el hecho religioso y la Semana Santa. Luego cuando uno cierra la puerta del armario de su alma cada uno dará sus cuentas con Dios. Pero claro que hay grandes literatos creyentes, como José María Jurado, María Sanz o Rosa Díaz. ~