Denuncian el mal estado de un mulo de la hermandad de La Algaba

Los responsable de Refugio el burrito aseguran que al animal se le marcaban las costillas y tenía heridas en la cara

18 may 2018 / 20:08 h - Actualizado: 18 may 2018 / 21:45 h.
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Los responsables del Refugio del Burrito, que tienen su sede central en Málaga pero en estos días vigilan de cerca la romería de El Rocío, ya han tenido que realizar las primeras actuaciones relacionados con el maltrato animal, aunque en el caso de un buey y un caballo muerto no han podido hacer más que tomar nota para la lamentable estadística de cada año.

Los integrantes de esta asociación han tomado nota ya de varias actuaciones relacionadas con el maltrato animal en relación a los equinos, con la vista puesta en prevenir la muerte de estos animales, de modo que han decidido controlar incluso las entradas al parque de Doñana desde los caminos de Sevilla.

En ese punto, en la tarde de ayer interceptaban a un carro de la hermandad de La Algaba que era tirado por una mula que, a simple vista, se veía que no estaba en condiciones para realizar el trabajo que hacía. Las costillas se le notaban claramente en el costado, y tenía unas heridas bastante evidentes en la cara, producto de haber llevado un hierro durante varias horas.

Una portavoz del refugio ha explicado a El Correo que el animal tenía «una condición corporal de 1,5 con respecto a 5», destacando que de todas formas, un animal de 30 años de edad nunca debería ser usado para eso, y no entendemos como es posible que lo permitiese tanto la persona que la llevaba tirando del carro como los que estaban alrededor. De hecho, «los équidos, a partir de 20 años de edad son geriátricos, y a partir de los 25 no deberían trabajar bajo ningún concepto».

La vigilancia en la entrada de Doñana ha surtido efecto, pero también en la propia aldea, donde los voluntarios del refugio han marcado a varios animales con un spray de color morado, que indica que no tienen condiciones físicas para trabajar. Entre ellos, destaca por su gravedad una mula de 26 años de edad muy delgada, y un burro de parecidas características.

La vigilancia se mantendrá activa durante toda la romería, hasta que la última hermandad regrese a su pueblo.