Despojado de nubes y con la banda sonora de Moguer

La hermandad de la Capilla del Mayor Dolor realizó una pletórica estación de penitencia dejando momentos musicales de gran valor

25 mar 2018 / 20:51 h - Actualizado: 25 mar 2018 / 21:43 h.
"Cofradías","Domingo de Ramos","Jesús Despojado","Semana Santa 2018"
  • El palio de María Santísima de los Dolores y Misericordia minutos después de salir a la calle. / Teresa Roca
    El palio de María Santísima de los Dolores y Misericordia minutos después de salir a la calle. / Teresa Roca
  • Músicos de la Agrupación Musical Nuestra Señora de los Reyes. / Teresa Roca
    Músicos de la Agrupación Musical Nuestra Señora de los Reyes. / Teresa Roca

Domingo de Ramos es La Borriquita, desde luego también La Estrella, cómo no El Amor, La Cena no puede faltar, imponente su Amargura y así podemos continuar hasta reparar en Jesús Despojado, esa fabulosa cofradía que está ahí, acaso sea la más modesta de la jornada en nómina de hermanos (1.330) y nazarenos (560), pero se ha convertido en una parada imprescindible por muchos motivos. Sobrados fueron los que dieron ayer, regando su recorrido de suculentas pistas por las que esta corporación merece toda la atención.

Puso su cruz de guía en la calle apenas 15 minutos sobre la hora acordada (14.50). «Es una hermandad que se ha hecho a sí misma», dijo alguien. Y sea lo que sea que signifique debe tener razón. O eso parece al menos comprobando el esmero con el que la hermandad se abre al Domingo de Ramos. En la salida del paso de misterio, el cantante sevillano Álex Ortiz, costalero, dejó momentáneamente la trabajadera para dedicar una saeta a su devoción, Jesús Despojado de sus Vestiduras. Habrá quien valore el momento como uno de los más importantes de la estación que hicieron ayer. Pero hubo otros, más de puertas para adentro, que subieron nota.

Como pasó en la revirá de la calle Zaragoza hacia San Pablo; una revirá paladeada, lenta no, lentísima; de esas en las que parece que el misterio no avanza, pero lo hace. Imperceptiblemente. El capataz Rafael Rodríguez aprovechó cada segundo de la marcha que le acompañaba, Caridad del Guadalquivir, de Francisco Joaquín Pérez Garrido, que tocaba la Agrupación Musical Nuestra Señora de los Reyes. Encadenaron después con ¡Oh Pecador!, en adaptación de Manuel Herrera, punteada por el tintineante, reverberante sonido de los seis xilófonos portátiles. Se producía además un momento pictórico de especial valor, uno de esos no pretendidos, de los que te regala Sevilla cuando menos te lo esperas. Arropado por un cielo de azul y nubes, ese óleo que deja la lluvia cuando el agua se va y reaparece el sol, las seis palmeras de Reyes Católicos otorgaron un telón de fondo absolutamente marino a Jesús Despojado. ¿Sevilla o Valencia o Barcelona o Alicante? Sevilla sin ninguna duda.

Sí. Jesús Despojado es peculiar. Lo es. Acaso como todas. Pero esta sin duda que lo es... Y es bastante posible que lo sea –o así lo pensamos nosotros– porque en ella conviven armónicamente dos mundos, dos universos. De un lado el misterio, con canastilla marrón y dorada, que procesiona con rotundidad y música de costuras romanas. Y de otro, María Santísima de los Dolores y Misericordia, una dolorosa acompañada de San Juan Bautista que, en su más sereno caminar, en el profundo sufrimiento que exuda su mirada radicalmente pálida e inconsolable nos lleva a un universo cofrade distinto, más silente y recogido.

Qué acierto el de la corporación el hacerla acompaña por los músicos del Liceo Municipal de Moguer, un tesoro cultural andaluz del que algo hemos venido hablando en los últimos años en las páginas de este periódico. Un conservatorio modesto del que, con tesón y cobijo institucional, han emanado conjuntos musicales que dan conciertos sinfónicos, acompañan musicales, montan óperas y ponen banda sonora a la Virgen de Jesús Despojado. Passio Granatensis, de Ángel López Carreño, era la música que hacían sonar cuando el palio se abocaba a la Magdalena. Hacen, además, un repertorio distinto, nuevo. Los hombres de Manuel Carrasco Ponce y Pedro Díaz saben mecerla como merece el palio. Y así es como se fue buscando la carrera oficial.