El propio artífice de la obra la ha calificado como «el trabajo de mayor envergadura y repercusión» de su carrera. El centenario de la coronación de la Virgen del Rocío ya tiene cartel anunciador, obra del artista nazareno Juan Miguel Martín Mena, quien ha sido fiel a su original técnica de dibujo a boli, combinada con acuarela. Presentado este jueves en el santuario del Rocío, el cartel, de estilo modernista, tiene un formato de 1,30 metros de altura por 0,70 metros de ancho y en él se reproduce la silueta de la Virgen «tal y como lució aquella mañana del 8 de junio de 1919», explica el autor. Alrededor de la imagen, cuatro ángeles de coloridas alas portan diversos elementos relacionados con la historia de la coronación y la devoción rociera: uno porta la bandera Nacional, con el escudo del rey Alfonso XIII, otro la bandera pontificia del entonces Papa Benedicto XV, otro ángel sostiene en su mano el artículo que firmó Muñoz y Pabón para El Correo de Andalucía, «La pelota está en el tejado», y que fue el detonante de este gran acontecimiento, mientras que el último muestra a los pies de la Virgen todas las aportaciones y donaciones populares que hicieron posible su corona. La composición es rematada es su parte inferior por un marco ornamental con la leyenda «Nuestra Señora del Rocío», flanqueada por las fechas de la efeméride y su centenario.
El Espíritu Santo que aparece en la obra es la aportación personal de Martín Mena, pues es la paloma que remata el simpecado de su hermandad de Dos Hermanas, simbolizando la forma que el autor tuvo de llegar al encuentro de la Virgen del Rocío. Flanquean las esquinas superiores dos aves del coto, dos espátulas que portan en sus alas unos escudos: el del cardenal Almaraz, arzobispo de Sevilla, quien coronó a la Virgen del Rocío, y en la otra esquina el del cardenal español Rafael Merry del Val, prefecto de los canónigos romanos y firmante del decreto de la coronación. En la parte superior también se observan 12 azucenas, que simbolizan a la Hermandad Matriz y a las 11 hermandades filiales que por entonces existían. Entre ellas asoma una libélula, «símbolo modernista de proyectos y sueños que se hacen realidad», y una abeja escondida entre las hojas, «que nos ilustra que, al igual que en una colmena alrededor de su Reina, la mejor forma de vivir esta fe es en comunidad, a través de nuestras hermandades».