El Corpus Christi en Sevilla y los seises

Son muchos los que desconocen el origen de la tradición religiosa, por lo que vamos a intentar arrojar un poco de luz...

13 jun 2017 / 13:04 h - Actualizado: 13 jun 2017 / 13:13 h.
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  • La Custodia a su salida de la Catedral, al comienzo de la procesión. /Manuel Gómez
    La Custodia a su salida de la Catedral, al comienzo de la procesión. /Manuel Gómez

Cuando llega el jueves en el que el Corpus sale en solemne procesión por las calles de Sevilla son muchas las personas que asisten, asombradas, a tal acto de devoción, respeto y fe en la ciudad. Sin embargo, son muchos los que desconocen el origen de la tradición religiosa por esto vamos a intentar arrojar un poco de luz y conocimiento.

El Corpus Christi se inicia con una misa en la Catedral de la que participan las autoridades religiosas, cargos de la corporación municipal y autoridades civiles y militares más otras representaciones. Es una misa solemne en la que los seises, los niños bailarines, realizan tres danzas, cada una dedicada especialmente al Santísimo, al arzobispo y a la corporación municipal respectivamente. Aquí se da un curioso gesto simbólico que es la entrega, por parte del alcalde, de un doblón de oro como regalo. Momentos después la procesión del Corpus Christi sale de la Catedral por la Puerta del Nacimiento o de San Miguel.

La salida del Corpus Christi representa la presencia de Dios en la capital hispalense, engalanada para el transitar de la Custodia impresionante de Arfe, siendo un gran acto Sacramental en la ciudad. Su tradición nos lleva a la Baja Edad Media cuando la fiesta era dedicada al Cuerpo y la Sangre de Jesús, su representación por medio del pan y el vino que tenía su festejo sesenta días después del Domingo de Resurrección coincidiendo siempre en jueves. Las raíces hemos de encontrarlas en Bélgica, en el año 1246, cuando una visión asaltó a Juliana de Mont en la que la Luna Llena surgía con una mancha negra. Quizás preocupada hizo partícipe de ello al obispo de Lieja, Robert de Thorete, quien dio parte a los teólogos, que llegaron a la conclusión que había un «aviso» celestial para hacer notar la ausencia de una fiesta en honor del Sacramento Eucarístico. Entre los teólogos consultados estaba Jacques Pantaleón, archidiácono de Lieja que, posteriormente, sería el papa Urbano IV en 1261.

Fue Urbano IV quien publicó la bula «Transiturus de hoc mundum» donde se institucionalizaba la festividad del Corpus fijando el jueves posterior al domingo de la Santísima Trinidad para su celebración. En 1311 el papa Clemente V lo ratificó así como Juan XII.

Las primeras referencias históricas del Corpus en Sevilla fue en el siglo XV, datando estas del año 1426, y siendo en 1532 cuando se establece el recorrido de la procesión, que es el vigente en la actualidad. En el año 1477 Sevilla acoge a una devota ejemplar: la reina Isabel «la Católica» asiste al Corpus sevillano acompañada de Teresa Enríquez, una de las fundadoras de hermandades sacramentales de Sevilla tales como las de San Vicente, Sagrario, San Lorenzo o San Isidoro.

En el siglo XVI se “innova” el cubrir de aromático romero las calles por donde pasaba el Corpus Christi en la ciudad y dada la importancia de la Sevilla de la época este festejo es uno de los más vistosos de Europa. En el siglo XVII sería cuando de alcanza el momento de mayor esplendor de las hermandades sacramentales.

En el siglo XVII se prohiben los bailes de los gigantes y cabezudos al ser considerados como profanos e irreverentes. No obstante el Corpus siguió siendo un motivo de solemne celebración en Sevilla que en el siglo XX vio como crecía el cortejo con mayor presencia de hermandades y autoridades de la ciudad pese a que mermó el número de imágenes de Gloria que eran procesionadas a fin de no hacer interminable tal demostración de fe.

Los seises

Especialmente destaca la figura de los «niños cantores» o seises en el Corpus sevillano. Su origen se remonta a la autorización pedida a instancias del Cabildo por la bula papal de Eugenio IV en 1439. Siendo el 27 de junio de 1454 cuando el papa Nicolás V otorga el permiso a la Catedral de Sevilla de un maestro de canto para los niños.

En el siglo XV eran seis niños los que componían este coro litúrgico siendo llamados «seises» en Sevilla desde la segunda mitad del siglo XVI. En la actualidad son diez niños que vivían con el maestro de Capilla de la Catedral donde recibían manutención y educación originariamente. Posteriormente esta labor pasaría a diferentes colegios de Sevilla como el San Isidoro o San Miguel así como el Portacoeli.

Los seises bailan sólo en dos ocasiones más al año: en los ocho días siguientes a la festividad del Corpus Christi y en la semana de Octava de la Inmaculada. En esos ochos días lo hacen de color celeste mientras que en el Corpus lo hacen de rojo destacando sus trajes con detalles dorados, mallas, pantalones abombados y chaquetillas o sombrero son plumas.

El doblón de oro entregado por el alcalde de la ciudad recuerda el donativo que se daba antiguamente a los niños que bailan ante el Santísimo, una bella tradición que se sigue escenificando en nuestros días.

Las plantas del Corpus

Las plantas del Corpus Christi son el romero, espliego, murta o pétalos de flores, ello deriva de la Fiesta de los Tabernáculos que dice: «Cortaréis ramos de árboles de adorno, palmas, ramas de árboles frondosos y de sauces, y haréis fiesta siete días en presencia del Señor», igualmente se perfuman las calles con incienso. Las espigas significan origen de la hostia consagrada si bien es una metáfora del Cuerpo de Cristo.

Los “carráncanos”

En el Corpus destacan los doce niños «carráncanos» que también están presentes en celebraciones como la de la Virgen de los Reyes y la Sacramental del Sagrario, portan cirios rojos y abren el cortejo, antaño eran recogidos de la calle por caridad y se les pagaba por salir.

Jornada solemne para vivir intensamente al aroma de Sevilla y al calor de su fervor más arraigado.