El entorno de la basílica de la Macarena será peatonal

El Ayuntamiento creará una plaza abierta frente al templo y reordenará el tráfico en la zona

27 abr 2016 / 21:38 h - Actualizado: 28 abr 2016 / 21:07 h.
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El Ayuntamiento de Sevilla acometerá la peatonalización del entorno del arco y de la basílica de la Macarena, lo que supondrá la creación de una «plaza abierta» ante la fachada de uno de los templos de mayor interés turístico en la ciudad y la reordenación del tráfico en la zona. Se trata en realidad de un viejo proyecto, que viene manejándose desde varios gobiernos municipales atrás –el último el de Juan Ignacio Zoido– y que nunca ha llegado a materializarse.

La intención del Consistorio que gobierna el socialista Juan Espadas es que las obras previstas en el proyecto, presentado este miércoles con detalle a los responsables de la hermandad de la Macarena, sean licitadas en mayo. El presupuesto de la obra asciende a 423.411,84 euros y cuenta con un plazo total de ejecución de seis meses. El calendario de las obras se coordinará con la hermandad, de manera que «si todo va bien, el proyecto de ordenación del entorno de la basílica pudiera estar listo para finales del presente año», según informaron a este periódico fuentes municipales.

La propuesta presentada por el Ayuntamiento trata de abordar «un cambio radical en la imagen actual» tanto del arco de la Macarena –un Bien de Interés Cultural que forma parte de los pocos restos que se conservan de las murallas de la ciudad– como de la basílica que cobija a la Virgen de la Esperanza. «Se trata de crear un entorno mucho más amable y noble, que realce ambos elementos», se destaca en la memoria del proyecto elaborado por la Gerencia de Urbanismo. Además, se pretende «dotar a este espacio de una nueva personalidad», puesto que en la actualidad no es ni una calle ni una plaza, sino un espacio de proporciones prácticamente triangulares que se configuró como resultado residual de la demolición de un tramo de muralla a finales del siglo XIX.

Para perseguir este objetivo, el plan propone eliminar el intenso tráfico de la zona –son muchos los vehículos que en la actualidad transitan por delante del templo para acceder a la calle San Luis– y sobre todo erradicar en la medida de lo posible la presencia de vehículos estacionados.

La actuación prevista contempla dotar a este espacio de un pavimento digno, en consonancia con su interés, creando un espacio tipo plaza que contará con bancos y naranjos, en el que se rememorará el trazado de la antigua muralla.

Reordenación del tráfico

Para eliminar la gran presencia de vehículos y avanzar en la peatonalización de la zona, se proponen alternativas a la circulación del tráfico rodado, a la carga y descarga y a la parada de taxis.

De este modo, el proyecto elimina el acceso a la calle San Luis desde Bécquer y mantiene únicamente el «paso esporádico» de vehículos por debajo del arco desde la calle Macarena –la que transcurre intramuros en pararelo a la muralla– hacia Doctor Fedriani y calle Parlamento de Andalucía. También se permitirá la entrada puntual de vehículos al establecimiento de Carglass. Además, la parada de taxis actual se desplaza a la calle Resolana, por detrás del carril bici.

De esta forma, desde el carril bici hacia las fachadas de Bécquer se origina un espacio peatonal unitario, con solado en granito, donde se genera una «trama isótropa» mediante diagonales en diferente tono de granito que unifica un espacio básicamente triangular, pero muy irregular. La única excepción a la trama diagonal la constituye el trazado en planta de la muralla.

En este sentido, según recoge la memoria del proyecto, la propuesta quiere «conservar la memoria del trazado histórico del Camino de Ronda, que es actualmente la calle Bécquer, ya que con la situación actual se aprecia de forma difusa. Puesto que, evidentemente, la muralla demolida no se puede recuperar, al menos intentaremos que el pavimento recuerde su trazado».

Para construir la fachada que le falta a esta nueva plaza y separarla de alguna manera del intenso tráfico que registra la calle Resolana, se construyen unas «barreras» visuales y conceptuales: el carril bici, como espacio intermedio entre el tráfico rodado y el espacio peatonal, y una hilera de árboles (naranjos) que, acompañados de bancos, cierran de alguna manera el espacio.

Además, en la zona aledaña a la rampa de salida del arco y en el extremo de la paradas de taxis, se proponen parterres con arbustos de poco crecimiento. Con esto se propone evitar que los peatones crucen por zonas indebidas, y que sigan los recorridos peatonales propuestos.

Excepciones para bodas y funerales. En la hermandad de la Macarena valoran de forma positiva que un proyecto sobre el que se viene hablando desde hace tantos años pueda finalmente llevarse a cabo. El teniente de hermano mayor de la corporación, Santiago Álvarez Ortega, asegura que ya desde la época de Manuel del Valle como alcalde de la ciudad se viene hablando de la posibilidad de realizar este proyecto, por lo que en sucesivos gobiernos se han llegado plantear alternativas muy diferentes. De hecho, la hermandad conserva una propuesta de la etapa como alcalde de Alejandro Rojas Marcos por la que se modificaban las dimensiones del atrio de la basílica y se retranqueaba su inicio para cuadrarlo a la altura del mismo arco de la Macarena.

«Se trata de un proyecto que supone un beneficio para la hermandad», asegura Santiago Álvarez, y que además da respuesta a las sugerencias planteadas por la corporación. De este modo, al igual que ya sucede con la basílica del Gran Poder en la plaza de San Lorenzo, la supresión del tráfico en la zona delantera de la iglesia no afectará ni a los coches de los novios, ni a los funerales, ni a las visitas destacadas, que podrán seguir llegando con los vehículos hasta la misma puerta de acceso al templo gracias a la instalación de unos bolardos practicables (de quita y pon), que son los mismos que, diseminados en curva, conducirán al tráfico que provenga de la calle Macarena hacia el arco en dirección a la Resolana. Éstos también serán bolardos practicables para que los pasos de la cofradía puedan transitar bajo el arco en su estación penitencial en la Madrugá.