«El Gran Poder debe estar con los pobres»

El hermano mayor de la cofradía de San Lorenzo visitó el plató de ‘La Pasión’ para hablar de los planes de la corporación

11 ene 2018 / 08:15 h - Actualizado: 11 ene 2018 / 10:16 h.
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Una hermandad, la del Gran Poder, que bien puede ser ejemplo de perfección, elegancia y buen hacer. Cada año aumenta entre trescientos y cuatrocientos su número de hermanos. Pone en la calle más de dos mil quinientos nazarenos. Su patrimonio es, sencillamente, el epicentro de innumerables corazones.

Comenzaba el año con los cultos al Señor. La basílica de San Lorenzo se convertía de nuevo en destino y a la vez punto de partida de los fieles y devotos de Sevilla. Y en este inicio de 2018, el hermano mayor del Gran Poder visitaba el plató de La Pasión.

Félix Ríos es el máximo representante de la corporación del Señor de Sevilla, por segundo mandato consecutivo. En San Lorenzo se encuentran inmersos en la planificación del 400 aniversario de la talla, que se cumple en el próximo año 2020. Su camino a seguir avanza con una idea clara: «El lugar de la hermandad del Gran Poder en el futuro debe ser al lado de los pobres».

Se cumplen cuatrocientos años desde que el brillante imaginero Juan de Mesa realizara la hechura del Señor, pero lo que realmente se celebra en la corporación de San Lorenzo son los cuatro siglos de devoción. «Enfocamos este aniversario como una ocasión puesta por la providencia para hacer una reflexión sobre cuál tiene que ser el papel de la hermandad del Gran Poder en esta sociedad del siglo XXI. Sevilla gira a dos velocidades, y su periferia está cada vez más marginalizada. Ahí es donde queremos realizar nuestra acción social», cuenta el hermano mayor.

Las salidas extraordinarias cada vez lo son menos. Comienza a normalizarse que una imagen se ponga en la calle. Aunque todavía no se ha hecho oficial, la hermandad del Gran Poder trabaja con la intención de llevar al Señor a los barrios marginales, pero para ellos lo importante no es la salida en sí. «Nos planteamos un traslado en andas porque de alguna forma tiene que ir hasta allí. Pero lo importante es la estancia allí, la presencia del Señor, y de la propia hermandad, en esos barrios», asegura Ríos.

Este año la Madrugá se somete a un cambio de formato. Una prueba que determinará cuál debe ser el siguiente paso para la solución a los problemas de la jornada. Ríos parece estar tranquilo con las modificaciones y los giros que puedan sucederse en el rumbo de las cofradías de la nómina. «Nosotros estamos plenamente conformes con nuestro itinerario actual, aunque hay quienes piensen que queremos discurrir por la calle Cuna», asegura, «con el desahogo de la jornada esta Semana Santa, podemos recuperar quince minutos en nuestro recorrido con respecto al año pasado, y así iríamos a un ritmo más adecuado de vuelta a la basílica», afirma.

El acuerdo entre las hermandades de la jornada ha tardado en llegar. Parece difícil el entendimiento. En este proceso lento de sucesión de reuniones e intentos de encajar el puzle «somos responsables los seis. Al fin y al cabo, somos humanos».

Faltan 78 días para la próxima Madrugá, y aún resuenan en la memoria los incidentes de 2017. «Con tristeza digo que, según mi experiencia, las madrugás que vienen después de una con incidencias, son las más seguras. Y digo con tristeza y no con alegría porque lo son gracias a que disminuye el número de nazarenos y el público en la calle», cuenta el hermano mayor, «hay que recuperar la confianza y perder la psicosis creada por el miedo».