El Milagroso Simpecado de Triana retorna a casa tras más de 9 meses

La restauración de Luis Miguel Garduño devuelve esta joya devocional a su estado original, recuperando su característica tonalidad «verde musgo»

23 abr 2018 / 22:27 h - Actualizado: 24 abr 2018 / 09:01 h.
"Triana","El Rocío en la provincia"
  • El Milagroso Simpecado de Triana retorna a casa tras más de 9 meses
  •  Luis Miguel Garduño, Fuensanta de la Paz, José Román y Antonio García. / Manuel Gómez
    Luis Miguel Garduño, Fuensanta de la Paz, José Román y Antonio García. / Manuel Gómez

Tal y como salió del taller de José y Victoria Caro el 17 de mayo de 1936 horas antes de que fuera bendecido en San Jacinto. Así, desprovisto de las joyas y elementos con que sus devotos lo fueron enriqueciendo y sobre el mismo terciopelo «verde musgo» original con el que fue concebido, ha regresado este lunes a su casa el Milagroso Simpecado de Triana tras la minuciosa restauración a la que ha sido sometido por Luis Miguel Garduño bajo la supervisión del IAPH, actuación que ha incluido la intervención sobre las imágenes de la Virgen y el Niño, que en su día tallara Castillo Lastrucci, a cargo de Fuensanta de la Paz .

Más de nueve meses ha durado esta intervención que, a juicio del hermano mayor, José Román, ha permitido devolver el Simpecado a su estado original y «recuperar una joya, una pieza de un valor devocional y histórico muy importante». «Los hermanos de cierta edad lo reconocen como el Simpecado al que ellos rezaron originariamente».

Para ello, refiere Román, ha sido fundamental contar tanto con el dibujo original de Ignacio Gómez Millán como con fotos en alta resolución del estado del Simpecado tal y como salió del taller de Caro. La actuación ha permitido recuperar el soporte original, un terciopelo cuya tonalidad, «que se ha podido obtener de partes traseras que todavía conservaba el original en algunas zonas», se ha confeccionado expresamente en Francia. «El Simpecado ha recuperado su lectura, sus volúmenes, y vuelve a ser un retablo a la Virgen, con la particularidad de que es la primera imagen de talla que aparece en un Simpecado a fiel imagen de la Patroma de Almonte».

La Virgen Chiquita estrena la saya y el rostrillo. «Los antiguos los ha restaurado el IAPH pero no estaban para ponerse». Además se ha ideado un nuevo sistema de anclaje para que la imagen sufra menos y facilitar su montaje.

Como anécdota, se cuenta que cuando en 1936 vino el Simpecado de los tallerees de Caro por primera vez a San Jacinto, lo trajo el hermano mayor de la época, Carlos Astolfi, en un coche de caballos, dando vivas a la Virgen y llenando de cohetes el cielo de Triana. Román relató que, tras su restauración, el Simpecado ha llegado a la capilla a las cinco de la mañana de este lunes «entre truenos y relámpagos santificados por todos los rocieros que están en el cielo. Yo no digo nada, pero son cosas que pasan...».

El autor de la restauración de los bordados, Luis Miguel Garduño, explicó por su parte que «lo importante es que no hemos querido agregar nada sino recuperar. Hemos intentado siempre buscar el sabor antiguo, el valor histórico de la pieza».

Tal y como ocurría hasta ahora, el Simpecado irá enfundado en un plástico en los tramos de campo.

EL PAN ESTÁ A OCHENTA CÉNTIMOS

«A mayor gloria de Dios, para imperecedero recuerdo y para mayor alabanza de la Reina y Madre del Rocío (...)». Así comienza la carta que la junta de gobierno de la época guardó en el interior del Simpecado para que quedara memoria de sus artífices.

Firmada por Carmen Astolfi, mayordoma de la hermandad en 1936, la carta –a la que dio lectura este lunes el actual hermano mayor, José Román– constituye por sí misma un verdadero viaje en el tiempo a una ciudad que ya vivía un ambiente casi prebélico. Así, se hace mención a las «calamidades de este fatídico año 1936 en el que bajo el cielo de cobalto de Sevilla cerniécese la negrura de las revoluciones y los odios y la venganza sectaria de los enemigos de Dios».

La carta refiere que el Simpecado se terminó de realizar en la madrugada del 17 de mayo de 1936 –mismo día de su bendición– y que durante los dos meses que duró su ejecución en el taller de la calle Conde de Barajas «subió el río dos veces, teniendo las muchadas que ir a trabajar transportadas en aros, entre algarazas y especial regocijo». «Presidía la silla del Santo Padre Pío XII, la sede hispalense Eustaquio Ilundáin, presidía la República Española Azaña y el Gobierno Casares Quirós, estos dos últimos bichos de maldad».

«Está el pan a 80 céntimos el kilo y el domingo 17 hay huelga de tranviarios», refiere a modo de crónica social una carta que termina con un «Viva la Blanca Paloma». ~