El negocio lucrativo de pagar por ver la Semana Santa

En la reventa, un palco de poco más de 800 euros es cedido por más de 2.000, casi triplicando su precio real

Juanmi Vega @Juanmivegar /
20 feb 2019 / 14:00 h - Actualizado: 22 feb 2019 / 18:28 h.
"Semana Santa"
  • Sillas en la Plaza de la Campana. / J. M. Paisano
    Sillas en la Plaza de la Campana. / J. M. Paisano

La Semana Santa es un negocio que mueve mucho dinero. Muchísimas personas viven gracias a ella: orfebres, bordadores, carpinteros, imagineros, etc.

Poder ver los pasos en la calle no cuesta dinero a excepción de la carrera oficial, que va desde la Plaza del Duque a la Plaza Virgen de los Reyes. Los balcones que dan para estas calles están muy cotizados y se alquilan con mucho tiempo de antelación. A medida que la semana grande se acerca, los precios se disparan.

Las sillas y palcos de la carrera oficial son gestionados por el Consejo. Todos los años, se saca al público los lugares que están libres, que los socios no han renovado o que, ese año, cansados de ver la Semana Santa en el mismo lugar, han decidido tomarse un respiro y cederlos para ahorrarse el costo y que otra persona pueda usarlos.

Pero hay un grupo de personas que aprovechan estas sillas para hacer negocios. Hay todo un submundo en este aspecto. No es difícil de descubrir, pues un simple vistazo a las páginas de compra venta de artículos pone en contacto al que quiere comprar con el que quiere vender.

José Antonio (nombre ficticio) es uno de esos vendedores. Tiene un ramillete de sillas por toda la Carrera Oficial. Incluso ofrece un balcón en plena plaza de la Campana con «la posibilidad de quedarse a dormir durante toda la semana».

Los precios oscilan en función del lugar: Los palcos, en función de la fila, van de los 1.800 a los 2.200 euros. Una silla en la Campana está a 375 euros. En la Avenida de la Constitución de 200 a 250 euros.

Este profesional de la reventa dice que lleva «más de treinta y cinco años dedicándome a esto». José Antonio asegura recibir llamadas desde el 6 de enero preguntando por las sillas disponibles.

Lo más caro que tiene, además del balcón, son los palcos. Como hemos mencionado anteriormente, el revendedor alquila un palco en la fila 2 por 2.200 euros. Además, asegura que «aunque son para 6 personas, puedes adquirir cada días dos entradas de pasillo, que valen 10 euros, y puedes meter a dos personas más con sillas plegables de los chinos, con lo cual entrarían 8 personas». Este extremo ha sido tajantemente desmentido por el Consejo General de Hermandades y Cofradías, asegurando que «las entradas de pasillo son para estar de pie dentro del palco, no para meter nada. No dejamos ni meter un carrito de niño porque, simplemente, no hay espacio para eso». El precio oficial de este palco en la fila 2 es de 817.31 euros, casi tres veces menos de su precio en la reventa.

Opciones más económicas

Las otras opciones más económicas son las sillas. Una en la Campana se puede conseguir por 375 euros, más del doble de los 159.12 euros a los que el Consejo las saca. Por otra parte, si desea ver el discurrir de las procesiones por la Avenida de la Constitución, el precio oscila de los 200 a los 250 euros. Más del doble de los precios oficiales.

Preguntado por otras sillas más económicas, José Antonio asegura que «yo tengo sillas en zonas en las que se ven bien. No las vas a encontrar más baratas. Si no te quieres gastar eso, lo mejor es que te quedes en tu casa».

Si lo que prefiere es la comodidad de un balcón, en internet hay varias posibilidades.

Si sólo quiere usar la vivienda para ver las procesiones, por 8.500 euros tiene un balcón para diez personas. Si también quieren pernoctar para ahorrarse la estancia el costo se incrementa hasta los 10.000.

También se puede alquilar por días sueltos. Desde 750 euros al día se puede alquilar un balcón con vistas a la calle Sierpes, aunque para la madrugá, su precio se incrementa y a estas alturas ya es misión imposible.

Esta práctica de revender las sillas en la carrera oficial no es nueva. Se lleva haciendo toda la vida. Lo que sí ha cambiado es el canal. Hace unos años, sólo había que pasear por la calle Sierpes y ahora por la de la tecnología.