El saetero del Rey

“Aquella tarde, le canté a la Virgen del Rocío a la salida, cuando comenzó su procesión con el Beso de Judas.

13 abr 2019 / 10:17 h - Actualizado: 13 abr 2019 / 10:35 h.
"Semana Santa 2019"
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Lunes Santo de 2015, plaza de Campana de Sevilla. Un hombre con barba, chaqueta gris y corbata naranja disfruta de una procesión mientras suena una saeta a una virgen, lo que no dejaría de ser una saeta más, un hombre más y una procesión más si no fuese por todos los matices que rodearon a aquella tarde.

Aquel hombre con barba era (es) Felipe VI, el rey de España, el saetero Manuel Cuevas, y su saeta tuvo una letra improvisada en alusión a la presencia del monarca en Sevilla, lo que le dejó a este cantaor natural de la localidad sevillana de Osuna el apelativo de ‘El saetero del Rey’, que incluso le sigue en días como hoy, cuando ha sacado al mercado el adelanto de su nuevo disco, unas sevillanas llamadas ‘Sevilla de los balcones’.

Son las primeras sevillanas que graba este artista, que guarda las saetas en su ser como parte de su vida, “porque desde muy pequeñito, mi padre cantaba saetas, solo que las cantaba bajo el paso del Mayor Dolor de Osuna, del que era costalero, porque es muy tímido, pero a sus 70 años sigue conservando sus aptitudes, su voz, y me inculcó todo lo relacionado con la saeta”.

De esta forma, el pequeño Manuel acompañaba a la virgen de su pueblo pegado al faldón más cercana a las trabajaderas de su padre, “siempre muy emocionado y escuchándole cuando cantaba”, hasta que comenzó a prepararse para sacar de sí mismo todo el arte de su padre.

A los ocho años de edad cantó su primera saeta a su virgen, y desde entonces es un palo del flamenco, el que más se usa para rezar al paso de vírgenes y cristos, que le ha acompañado toda su vida, antes y después de aquella soleada tarde de Lunes Santo, en la que, “a traición”, cantó aquella histórica saeta “real”.

“Aquella tarde, le canté a la Virgen del Rocío a la salida, cuando comenzó su procesión con el Beso de Judas. Eran poco más de las cuatro de la tarde, e iba con mi amigo Luis, que sí sabía lo que se cocía. Me dijo que le cantase otra vez en La Campana, pero yo no quería, porque allí fue donde canté la histórica saeta a La Macarena en 2013, y quería guardar ese recuerdo, pero me convenció”, recuerda.

Su amigo le dio a entender que una persona mayor que necesitaba el estímulo de su voz se encontraría allí con la Virgen, de modo que accedió, y justo antes de empezar “me soltó que era el Rey de España el que iba a estar bajo el balcón, pegado a la virgen, y encima me dijo que improvisase algo, que pensase en una letra especial, y sin saber cómo, a mí que me costó trabajo sacarme el graduado, se me ocurrió lo que salió de mi boca”.

Que orgullo debe tener/Rocío de mis entrañas/pa que a ti te venga a ver/hasta el mismo Rey de España”, cantó Manuel Cuevas en ese momento. La cara de la periodista Elena Carazo con el micrófono de la Cadena SER inmortalizando el momento a través de la pantalla de Canal Sur, lo decía todo, y la cara del monarca aplaudiendo, completó la escena.

“Porque yo tenía la idea hace tiempo de querer meter unas sevillanas flamencas en el nuevo disco, y aproveché para hacer unas cofrades, con las que me identifico al cien por cien”, porque refleja sus raíces de saetero y de experto flamenco, cantando y narrando lo que él ve y sólo él puede ver cuando pasa cada titular por su balcón.

En esas sevillanas ha expresado el privilegio que sólo obtienen los saeteros, y más de su nivel, que le canta a la Macarena, a la Esperanza de Triana, al Gran Poder... con la producción de Fernando Iglesias “Mae”.

Una vez grabadas, este viernes han salido a la luz, pero Manuel Cuevas se pone rápidamente el traje de saetero, porque el Domingo de Ramos le cantará a San Roque y a la Hiniesta; el lunes a Las Penas de San Vicente y a la Virgen del Rocío, el miércoles a San Bernardo y a la Esperanza de Huelva, y así un largo recorrido cofrade para asentar aún más el arte de un referente en las saetas que ahora se lanza a las sevillanas, cuatro años después de aquella tarde cofrade, saetera y monárquica.