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Emotiva sencillez para hablar al corazón

Elizabeth Ortega pronunció ayer el Pregón de Torreblanca entre sus vecinos de siempre

26 mar 2015 / 00:15 h - Actualizado: 26 mar 2015 / 11:08 h.
"Cofradías","Hermandad de Torreblanca","Semana Santa 2015"
  • Pregón de Elisabeth Ortega en Torreblanca. /Manuel Gomez
    Pregón de Elisabeth Ortega en Torreblanca. /Manuel Gomez
  • La pregonera, en un momento de su intervención ante la feligresía de Torreblanca. / Manuel Gómez
    La pregonera, en un momento de su intervención ante la feligresía de Torreblanca. / Manuel Gómez
  • Emotiva sencillez para hablar al corazón
  • La pregonera, en un momento de su intervención ante la feligresía de Torreblanca. / Manuel Gómez
    La pregonera, en un momento de su intervención ante la feligresía de Torreblanca. / Manuel Gómez
  • Emotiva sencillez para hablar al corazón

Cuando habla el corazón las palabras fluyen sin ser forzadas y cuando las ideas que se quieren transmitir son las vivencias más importantes de una vida es emocionante sentir que a quienes van dirigidas esas emociones están arropándote y pendientes de cada suspiro que se hace entre frase y frase.

Es lo que le ocurrió ayer a Elizabeth Ortega Martín, que ofreció anoche en la Parroquia de San Antonio de Padua el Pregón del Sábado de Pasión de Torreblanca. Una iglesia en la que no cabía un alma más, un ambiente cofrade magnífico que se mostraba impaciente y deseoso de escuchar a su pregonera de este año. Una pregonera a la que han visto crecer todos sus vecinos en el barrio de Torreblanca.

Y comenzó su pregón después de que fuera presentada por Manuel Castillo López, confesando: «Mi Semana Santa no es la de Sevilla, es la de mi barrio, la que traza mi vida emotiva». Los de Torreblanca explicaba Elizabeth son gente sencilla, trabajadora, humilde y son personas que aún creen en el valor de la palabra dada y en la ayuda al prójimo, al vecino que te necesita. Palabras sentidas las que transmitió en el momento en que recordaba que ella nació en la cale Manuel Barrios Macero, que fue bautizada en la parroquia y que desfiló en su comunión por la Plaza del Platanero.

Y la música empieza a sonar interpretada por la Agrupación Musical Santa María de la Esperanza de forma sutil y suave cuando habla de la Virgen de los Dolores a la que dedica versos de llenos de una pasión tremenda al sentirla como Madre en todos sus desvelos.

Torreblanca como barrio es uno de los referentes del pregón de la periodista. Muestra sin duda alguna sus sentimientos de impotencia cuando a su barrio se le señala como una mancha en el mapa de la ciudad y cuando recuerda «A Sevilla se tenía que ir. Nosotros vivíamos en Torreblanca y era raro que alguien de fuera se acercara a nuestra casa». Y se obró el milagro en Ella, en la Virgen de los Dolores y en las manos de Nuestro Padre Jesús Cautivo que consiguió que el barrio se sintiera al unísono privilegiado por algo, privilegiados por tenerlos, una ventana de orgullo, según expresaba la pregonera.

Los cientos de personas que acompañan a la pregonera arrancan con aplausos y la arropan cuando ella les dice «Y no nos hacen falta tanta flores, ni oros, ni estandartes, ni aprobaciones de nadie, porque en ser pobres entre los pobres, ahí no nos gana nadie». Nombra al Canal de los Presos con orgullo y a su calle Torrelaguna, «que sale en menos postales, pero a cada uno le gusta la suya».

El agua y la vida son dos conceptos que iguala Elizabeth Ortega cuando se entrega de lleno a hablar del amor hacia su marido al cual conoció gracias al mar, ese mar que le llevó hasta la isla del encuentro. «El agua es el cauce de mi vida. Mi infancia está bañada por un canal, mi juventud por un río, y ya en la madurez por el mar me ha de llegar, con quien vida fui a engendrar».

Y a esa vida que es su hijo Leandro le dedica extensos párrafos emocionantes. Con él encuentra el amor verdadero y al Dios más cercano que nunca y explica sus temores en un embarazo complicado salpicado de rezos y peticiones que fueron atendidas.

Todos estos momentos en los que la de Torreblanca abre su corazón, son salpicados por calurosos aplausos que acompañan también a los párrafos en los que habla de su padre, su madre y el niño de sus ojos, su hermano.

Ausencias y Ángeles, Sábado de Pasión, vivencias, recuerdos, el barrio, su Cristo y su Virgen, su familia, alegrías y angustias, una historia de emociones y amor vinculados a Torreblanca y a una hermandad, la de los Dolores.

«Hoy te digo con tu iglesia como testigo, que en tus manos me pongo, Cautivo». Elizabeth Ortega, pregonera en su tierra, pregonera de la Semana Santa de Torreblanca, pregonera de corazón.

Parroquia de San Antonio de Padua. / Manuel Gómez

Parroquia de San Antonio de Padua. / Manuel Gómez