Ese hombre que camina... Joaquín Ruiz González

Este tenor sevillano es un referente musical en los cultos internos de las hermandades en las últimas cuatro décadas

25 feb 2018 / 21:35 h - Actualizado: 26 feb 2018 / 10:17 h.
"Cofradías","Cuaresma 2018"
  •  Joaquín Ruiz tocando el órgano de la basílica del Gran Poder.
    Joaquín Ruiz tocando el órgano de la basílica del Gran Poder.

Traemos a las páginas del El Correo de Andalucía la figura de Joaquín Ruiz González (1947), tenor sevillano, a quien Sevilla tiene por una de las voces más sobresalientes de los cultos internos en los tiempos contemporáneos. Un referente de las composiciones musicales en el selecto apartado de la interpretación de la música de cultos. Alumno del célebre tenor Manuel Villalba (1912-2001), persona de reconocido prestigio en el ámbito cofrade por su asidua presencia con su compañía de músicos en distintos cultos internos de diversas hermandades en el último tercio del siglo XX, a Joaquín puede considerársele como el gran continuador de ese notable artista.

Su vinculación a la música le viene por ascendencia artística, no en vano, su padre Manuel Ruiz, pintor de asombrosas cualidades (legadas a su nieta Teresa Guzmán, pintora e ilustradora de libros), además de maestro impresor, a quien admiraba el recientemente fallecido artista Joaquín Sáenz, primer cartelista de la Semana Santa de Sevilla en esa modalidad, dominaba con sutil maestría el género musical de la Zarzuela, mientras que su madre María González cursó estudios de piano en el Conservatorio. Esos conocimientos musicales le fueron inculcados de tal manera a Joaquín, que muy pronto ingresó en el Conservatorio Superior de Música de Sevilla, obteniendo la titulación de profesor de canto. Tiempo después, fundaría el coro de la Asociación Amigos del Maestranza, al que perteneció durante un lustro.

Referente musical en la ciudad, Joaquín Ruiz, tiene una muy destacada presencia en los cultos de las hermandades sevillanas, generalmente junto a su propia capilla musical. Así, en el ámbito penitencial y a lo largo de los casi últimos 40 años, hermandades como la Amargura, Redención, Santa Marta, Penas de San Vicente, El Cerro, San Benito, Cristo de Burgos, Quinta Angustia, El Valle, Pasión, El Silencio, Gran Poder, Macarena, Calvario, San Isidoro, La Mortaja, o Soledad de San Lorenzo, entre otras muchas, han sido testigos de excepción tanto de su prodigiosa voz, como de su extraordinaria profesionalidad.

En el campo de las composiciones de marchas procesionales, cinco son las que timbran su magnífico currículum: Salve Rosario (1998) para la hermandad de Montesión (Sevilla), Y en Cantillana Pastora (2000) para la hermandad de la Divina Pastora de Cantillana (Sevilla), A un ángel costalero (2001) para la hermandad de San Esteban (Sevilla), Loreto (2003), para la hermandad de San Isidoro (Sevilla) y Mater Dolorosa (2016) para la hermandad del Santo Entierro de Arahal (Sevilla).

Sin embargo, su aporte más significativo a la música cofrade, reflejo definitivo de la enorme calidad de su trabajo, vendría en el año 2006 con la edición del CD Ese hombre que camina... es Jesús del Gran Poder, una antología de Coplas al Señor del Gran Poder, que incluyendo cantatas, coplillas y marchas dedicadas a los sagrados titulares, fueron compuestas en su mayoría por este ilustre tenor, a la sazón organista de la hermandad del Gran Poder desde el año 2001. Con tan afamada obra, Joaquín entregaría a la música cofrade de cultos, un legado musical irrepetible.

Por otro lado, dentro de su espléndida trayectoria, brillan con luz propia las interpretaciones que ha realizado ante distinguidas personalidades. Así, conjuntamente con el coro de la Catedral y el de la hermandad de la Macarena, participó como solista de la misa de campaña que se ofició en el Real de la Feria de Sevilla con motivo de la visita de Su Santidad Juan Pablo II a la capital hispalense, donde se interpretaría la Misa de la Coronación de W. A. Mozart. A esa interpretación le seguirían otras de eminente relevancia, como las que realizaría ante don Juan de Borbón y doña María de las Mercedes en la capilla de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla o ante sus majestades los reyes don Juan Carlos de Borbón y doña Sofía de Grecia en la capilla real de la Santa Catedral de Sevilla delante de la Virgen de los Reyes.

Habitual en triduos, quinarios, septenarios o novenarios, Joaquín es persona de voz inmensa y dotes innatas para la actuación. El virtuosismo que atesora en sus privilegiadas cuerdas vocales se hace cante hecho oración, particularmente con la llegada de la Cuaresma. Un cante que, como angelical incienso, se eleva hacia lo alto abriendo senderos de fe. Ceremoniosas entonaciones de luz que dejan tal estela de solemnidad, que Sevilla las recibe desde el recogimiento más íntimo y la admiración más profunda hacia todo un virtuoso de la música.

Como buen sevillano, Joaquín reza cantando con la gloria de su voz, siendo sus cantes, auténticas alabanzas al Señor, que bordan con fina maestría la etapa más esplendorosa de los cultos internos en esta ciudad. Así, podemos considerar su espléndida voz, como uno de los grandes patrimonios inmateriales que posee nuestra Semana Santa. Y es que la voz de Joaquín Ruiz, puede considerarse, sin temor a equivocarnos, todo una ofrenda a Dios en nombre de Sevilla..