«Espero poder inaugurar Santa Catalina antes de jubilarme»

El arzobispo de Sevilla asegura que aún están pendientes de recibir el visto bueno de Cultura y de la Gerencia de Urbanismo para iniciar la tercera y definitiva fase de restauración del templo

17 ene 2017 / 20:34 h - Actualizado: 17 ene 2017 / 20:57 h.
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  • Visita guiada al estado de las obras de la iglesia de Santa Catalina en diciembre de 2014. / José Luis Montero
    Visita guiada al estado de las obras de la iglesia de Santa Catalina en diciembre de 2014. / José Luis Montero

José Gómez Palas

El Arzobispado de Sevilla está pendiente aún de recibir la oportuna licencia tanto de la Comisión Provincial de Patrimonio, dependiente de la Consejería de Cultura, como de la Gerencia de Urbanismo para iniciar las obras correspondientes a la tercera y definitiva fase de restauración de la iglesia de Santa Catalina, un proyecto que fue sometido a la aprobación de los técnicos de la Gerencia el pasado mes de octubre y cuya duración estimada es de diez meses a un año.

El propio arzobispo de Sevilla se ha referido a esta situación. A preguntas de los asistentes a la clausura del Seminario de Medios de Comunicación Beato Marcelo Spínola, Juan José Asenjo explicó que la intención del Arzobispado era haber iniciado las obras de esta tercera fase antes del comienzo del pasado verano, para lo cual lo tenían todo dispuesto, incluida la elección de la empresa adjudicataria.

«Las cosas de Palacio van despacio, pero esta vez no es en el Palacio Episcopal, sino en otros palacios», bromeó Asenjo, quien añadió que «cuando tengamos la licencia de la Gerencia de Urbanismo, al día siguiente empezarán las obras».

A este respecto, el arzobispo no pierde la paciencia y hasta tiró de cierta ironía para sentenciar: «Espero poder inaugurar Santa Catalina antes de jubilarme... me quedan tres años y medio largos».

La propuesta de esta tercera fase de restauración, que requiere una inversión cercana a los 1,2 millones de euros, consiste en la eliminación de las humedades del subsuelo mediante la construcción de una cámara bufa impermeabilizante que rodeará todo el perímetro del templo.

Igualmente, en el interior del edificio, el proyecto contempla el tratamiento de los paramentos, la renovación de las instalaciones –la iluminación será mediante lámparas leds–, la instalación de la solería y la adecuación de la cripta subterránea, que finalmente no será visitable, aunque sí visible.

Paralelamente a estos trabajos, se ha iniciado ya la restauración de los bienes muebles –esculturas y cuadros– del edificio, con idea de que ambas tareas se solapen en el tiempo. El Arzobispado ha solicitado presupuesto a distintos restauradores, unos trabajos que «se han asignado por lotes» dado el gran número de obras a intervenir.

Los restos hallados en el subsuelo de Santa Catalina durante la etapa de excavación arqueológica «no son de especial relevancia». Aun así, el proyecto de esta tercera fase incluye la creación de un forjado que permita el acceso puntual a la cripta subterránea. Finalmente, según explicaron las fuentes del Arzobispado, esta cripta será «visible» pero «no visitable», toda vez que la cota excavada no da los 2,5 metros de altura necesarios para un proyecto de esa categoría.

Asimismo, y ante la imposibilidad de recuperar la imagen del arco original mudéjar de la portada conocida como de Santa Lucía –la que da a la calle Almirante Apodaca–, se instalará una solería de metacrilato con el fin de que los visitantes puedan apreciar la proporción correcta de esta entrada.

Un exilio de 13 años

El hermano mayor de La Exaltación, José Manuel Marcos, se muestra «optimista» sobre la aprobación de la licencia de obras por parte de las correspondientes instancias autonómica y municipal y también sobre los plazos que seguirá esta tercera y definitiva fase. En declaraciones a este periódico, el máximo responsable de la cofradía del Jueves Santo se muestra confiado en que «ante de finales de este año, si todo va bien, podremos estar de vuelta en el templo», si bien reconoce que «en cuestiones de restauración es complicado marcas unos tiempos».

«No sé desde cuándo se encuentra el proyecto de esta tercera fase sobre la mesa de Urbanismo. Evidentemente, las cosas llevan su tiempo porque detrás hay un trabajo técnico y administrativo. La clave es que la restauración de Santa Catalina sea considerada como un proyecto de la ciudad, y no sólo como un proyecto del Arzobispado», reclama José Manuel Marcos, quien recuerda el compromiso municipal de colaborar en la financiación de las obras y la decisiva intervención del Ayuntamiento en las primeras actuaciones que se realizaron en el templo.

Si como apunta su hermano mayor, la hermandad de La Exaltación consigue retornar a su sede canónica antes de final del presente año, habrá puesto fin entonces a un larguísimo exilio de «trece años y medio», desde que en mayo de 2004 el Arzobispado ordenase su clausura tras una inspección realizada al edificio por los Bomberos ante las continuas filtraciones de agua.

«Bastante tenemos con conservar»

El Arzobispado de Sevilla no tiene entre sus planes reclamar otros bienes inmuebles que antaño fueron de titularidad eclesial, caso de la iglesia de San Luis de los Franceses, cuya restauración calificó de «ejemplar». Por contra, Juan José Asenjo defendió que la Archidiócesis «bastante tiene ya con conservar lo que tenemos y con construir nuevos templos». «Si exceptuamos la aportación del Cabildo Catedral, la de algún mecenas privado y la del pueblo, nuestras ayudas para el mantenimiento de las parroquias no son cuantiosas». En este sentido, se mostró «agradecido» con las hermandades que tienen fijada su residencia en iglesias de propiedad eclesial «porque nos liberan de su conservación».