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El paso de misterio de Nuestro Padte Jesús ante Anás, del Dulce Nombre. / El Correo
Luego de su arresto en el Monte de los Olivos, el Señor es conducido directamente ante Anás –sumo pontífice de los judíos entre los años 6 al 17 de nuestra era– en cuyo palacio tiene lugar una especie de interrogatorio preliminar y no oficial, antes de comparecer en el Sanedrín bajo la presidencia de su yerno Caifás, quien realmente era el verdadero sumo sacerdote en ese momento. Son los primeros instantes del juicio a Jesús de Nazaret. Anás era hijo de Set y fue designado sumo sacerdote por el romano Quirino, hasta que el procurador romano Valerio Grato (el que después dejaría su cargo a manos de Poncio Pilato) le quitó su puesto para concedérselo más tarde a su yerno Caifás (año 18). El episodio del interrogatorio de Anás únicamente es mencionado por el evangelista San Juan. «Y le llevaron primeramente ante Anás, porque era suegro de Caifás, que era sumo sacerdote aquel año». Al ser preguntado acerca de sus discípulos y de su doctrina, Jesús responde: «Yo he hablado abiertamente al mundo; siempre he enseñado en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en secreto. ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que han oído lo que les he hablado; he aquí, ellos saben lo que yo he dicho. Y cuando él hubo dicho esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo: ¿Así respondes al sumo sacerdote?». Es la escena que se representa en el paso de misterio de la hermandad del Dulce Nombre y que tan magistralmente plasmó el imaginero Antonio Castillo Lastrucci dotándola de una teatralidad y realismo sorprendentes. No es la única representación de Anás en la Semana Santa de Sevilla. El suegro de Caifás también aparece sentado en el costero derecho del paso de misterio de San Gonzalo.