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Grupo de personas que se dedica a andar de espaldas delante del paso de misterio de San Benito. /M. Gómez
Nos referimos al conjunto de personas, vestidas de calle que en vez de sacar su papeleta de sitio para hacer estación de penitencia con su hermandad, se dedica a ir andando de espaldas (tipo cangrejo, de ahí su nombre) delante de los pasos.
En los últimos años se ha convertido en una imagen bastante habitual en la Semana Santa de Sevilla. En concreto, en los momentos posteriores a la salida de la iglesia y en los inmediatamente anteriores a la entrada de los pasos, o por lugares emblemáticos del recorrido –como el Arco del Postigo, Cuesta del Bacalao, Cuesta del Rosario, Alfalfa– o calles del barrio o de la collación en las que la cofradía suele ralentizar su paso y protagonizar emotivas chicotás acompasadas por marchas procesionales escogidas para la ocasión y alguna que otra lluvia de pétalos.
El cangrejero no tiene edad ni sexo, aunque suele haber un claro predominio de gente joven, en su mayoría de género masculino. Eso sí, suele tener unas reglas no escritas para su regulación interna, como no levantar los pies del suelo para evitar indeseados pisotones o inesperadas caídas sobre otras personas. En determinadas cofradías y en puntos concretos del itinerario, se ha convertido en un problema para el cuerpo de acólitos así como para el discurrir del propio paso procesional. Es por ello que se haya instaurado el «hermano de brazalete» o «de por favor», persona que trata de conducir este conjunto de personas para que el capataz no se vea obligado a parar el paso. Recientemente se ha creado una nueva modalidad. Se trata del cangrejero de bandas de música: aficionado a la corneta y al tambor que se arremolina en la delantera de la formaciones musicales para disfrutar de cerca de las marchas y/o grabarlas con el móvil, mano en alto.