Las cartelas son placas adosadas a estructuras como los canastos de los pasos, las insignias e incluso algunos mantos bordados. La referencia popular hacia ellas se detiene especialmente en las que adornan los pasos, en su mayoría de Cristo, y que tienen una misión evangelizadora. Se trata, de hecho, junto con las propias representaciones escultóricas de los pasos, de los elementos narrativos visuales más frecuentes de nuestra Semana Santa.
La inmensa mayoría están dedicadas a contar escenas de la Pasión de Cristo, aunque también solemos encontrar alegorías y otras escenas bíblicas.
Pueden estar hechas en pintura sobre tabla y de orfebrería, pero las más comunes son las que están hechas en altorrelieves de madera policromada. En este apartado, encontramos verdaderas joyas de la Historia del Arte. Es el caso, por ejemplo, de las cartelas del misterio de la Exaltación, uno de los más antiguos que tenemos. En ellas se representan las principales escenas de la Pasión de Cristo y la autoría está atribuida a La Roldana, excepto una de ellas, la del Señor con la cruz a cuestas, que podría ser obra de uno de sus discípulos, Luis Antonio de los Arcos.
También son una gran referencia artística las cartelas del paso del Gran Poder, que son obra de Ruiz Gijón (1692). Se trata de ocho escenas. Cuatro –las de las esquinas– cuentan escenas del Antiguo Testamento (excepto una, que ha dado lugar a controversia, que representa la parábola del hijo pródigo), y el resto son pasajes pasionistas.
Otro conjunto curioso de cartelas es el del paso del Nazareno de la O, que representa las escenas de los otros misterios de Triana: Jesús ante Caifás (San Gonzalo), las Tres Caídas (Esperanza de Triana), la meditación antes de la crucifixión (la Estrella) y la Expiración de Cristo (el Cachorro).