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El Señor de la Oración en el Huerto en la Catedral. /Manuel Gómez
La Catedral de Santa María de la Sede, Catedral de la ciudad de Sevilla, es uno de los edificios católicos más relevantes del mundo. Edificado sobre una mezquita mayor almohade. Se conserva el Patio de los Naranjos y el alminar, la más que afamada Giralda de Sevilla. Este templo gótico de la capital andaluza, que además reúne en su ejecución a lo largo de los siglos diversos estilos arquitectónicos, está considerado como uno de los más amplios de todos los continentes. Cuenta con 5 naves y 25 capillas y recibe la visita de decenas de miles de personas todos los años, siendo uno de los lugares preferidos por el turismo que elige España como destino. Sus cubiertas y vidrieras son de especial valor y además, visitables. Y sus pinturas son reconocidas en todo el mundo. Cuenta además con un retablo del altar mayor de incuestionable valía artística.
A finales del siglo XIV el Cabildo catedralicio pensó derribar el edificio almohade para construir una catedral de formas cristianas. Anótese que el templo estaba en ruina notable. Es el momento en que, al acabar el cabildo del viernes 8 de julio de 1401 en que decidió iniciar un nuevo edificio para la catedral hispalense, uno de los canónigos pronunció una frase que resume bien el espíritu de los sevillanos y que le ha dado la vuelta al mundo: «Fagamos un templo tal e tan grande, que los que la vieren acabada, nos tengan por locos». Y realmente así se hizo. Porque se levantó una catedral sólo superada a día de hoy por las dimensiones de San Pedro en Roma y San Pablo en Londres.
Este impresionante edificio, constituido bajo la advocación de Santa María de la Sede, es el lugar en el que se realiza durante la Semana Santa la Estación de Penitencia de las cofradías que salen a la calle. Es dentro de este templo donde los nazarenos cumplen su Estación al visitar el monumento en el que aguarda el Santísimo, la sagrada forma consagrada, expuesta al paso de las cofradías que le rinden su Estación. Posteriormente a esta visita al Santísimo, cada cofradía emprende el regreso a su templo de origen, lugar de su sede canónica.
Es por este motivo que la cofradía que realiza su salida y no llega a la Catedral, suele tener prevista una acción cultual alternativa que puede ser el rezo del Santo Rosario en su sede, una oración de los hermanos, la celebración de la Santa Misa o bien una pequeña procesión interna. La Catedral de Sevilla es, pues, el lugar fundamental de la Semana Santa de Sevilla, el destino, el sitio exacto que las cofradías visitan para realizar su Estación de Penitencia. En origen los penitentes marchaban hasta el templete de la Cruz del Campo, dando origen a las procesiones que hoy conocemos.