El censo de una hermandad es un documento fundamental para la corporación dado que ahí figuran todos los hermanos que forman parte de la misma así como todos sus datos personales (dirección, fecha de nacimiento, datos bancarios, números de teléfonos, etc). El censo también refleja un riguroso orden de antigüedad que, además, siempre es motivo de orgullo para los hermanos más veteranos de la hermandad. Los números más bajos, lógicamente, son personas muy respetadas y sus opiniones en todos los asuntos que afectan a la cofradía siempre son tenidas en cuenta por el resto de hermanos a la hora de tomar decisiones importantes.
Hace años, cuando la mujer no estaba tan integrada en el día de las hermandades y no podían realizar la estación de penitencia, muchas de las hermandades tenían un censo exclusivo para las mujeres. Y lógicamente, otro para las hombres. De esta manera se daba la circunstancia de que existía el hermano número 1 y la hermana número 1. Con la plena incorporación de la mujer a la vida de las cofradías, están listas se unificaron y ya sólo hay una en la que figuran por orden de antigüedad independientemente de su sexo.
El censo ha sido muchas veces, y es, motivo de disputa cuando llegan las elecciones a una hermandad dado que por el carácter privado de sus datos no siempre se puede tener acceso a él y por lo tanto, es mucho más complicado organizar una campaña electoral.