Guía cofrade: Dalmática (304)

Prosigue la Guía Cofrade de El Correo para saber de la Semana Santa sevillana tanto como los especialistas de El Correo de Andalucía

15 dic 2017 / 06:12 h - Actualizado: 15 dic 2017 / 09:07 h.
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  • Dalmáticas moradas del cuerpo de acólitos del paso del Cristo de la Vera-Cruz. / Manuel Gómez
    Dalmáticas moradas del cuerpo de acólitos del paso del Cristo de la Vera-Cruz. / Manuel Gómez

En esta nueva entrega de la Guía Cofrade nos centraremos en la indumentaria de un grupo concreto del cortejo procesional de las hermandades. Nos referimos a la ropa que habitualmente portan los acólitos que van con ciriales e incensarios anunciando la inminente llegada del paso de misterio o del palio durante la Semana Santa. Litúrgicamente, la dalmática es una vestidura propia del diácono al igual que la casulla lo es del presbítero. Se pone sobre el alba y la estola. Sin embargo, puede omitirse bien por necesidad o cuando se trate de un grado menor de solemnidad. Pero en nuestra ciudad –y en otras muchas– la visten también el llamado cuerpo de acólitos. En estos casos, se trata de unas vestimentas elaboradas en ricos tejidos, tipo damasco –combina hilos de oro con sedas de colores– o de terciopelo. Habitualmente se opta por las tonalidades moradas, rojas o negras para el paso de Cristo; y de color blanco o celeste para los acólitos que acompañan al paso de la dolorosa. En este caso, se coloca encima de un alba blanco y suele llevar además algún distintivo corporativo de pertenencia a la hermandad. En la Semana Santa de Sevilla existe, no obstante, una excepción con la hermandad de la Sed. Sus acólitos tienen la singularidad de ser los únicos de toda la capital que no llevan dalmáticas sobre alba blanco. En su lugar, visten roquete. Tiene una explicación que se remonta a la fundación de la cofradía, en el año 1969. Pese a que la Archidiócesis hispalense permite el uso de la dalmática, el párroco de la Inmaculada Concepción de entonces era contrario a su uso, por lo que se descarta su uso desde la primera salida. La cofradía del Miércoles Santo mantiene esta costumbre como una forma de preservar una tradición propia.