Guía Cofrade: Damasco (372)

El damasco es una tela del tipo sarga o raso, con una trama que sirve de fondo, y una urdimbre –conjunto de hilos que se colocan en el telar paralelamente– que da forma al dibujo que la caracteriza.

23 feb 2018 / 10:17 h - Actualizado: 23 feb 2018 / 10:24 h.
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  • Un trozo de damasco rojo cubre el atril sobre el que se presentó este cartel de Torreblanca. / Jesús Barrera
    Un trozo de damasco rojo cubre el atril sobre el que se presentó este cartel de Torreblanca. / Jesús Barrera

Qué cierto es aquello que se dice de que un buen trozo de damasco lo soluciona casi todo en el día a día de las hermandades y cofradías de nuestra ciudad. Pruebe si no a darle un retal de esta tela a un prioste y ya verá cómo en un abrir y cerrar de ojos le ha dado uso para montar un altar, para decorar un atril, como paño de mesa e incluso como cobertor improvisado para alguna de las joyas de las imágenes titulares. Pero aunque pueda parecerlo, este tipo de tejido no se creó pensando en el uso que pudieran darle los cofrades. Su origen se remonta, nada más y nada menos, al siglo XI. Cierto es que se perfeccionó doscientos años después, allá por el siglo XIII, fecha a partir de la que su uso se generalizó por toda Europa. Nació en Oriente medio, en la capital de Siria (Damasco), de la que recibe su nombre. Se trata de una tela del tipo sarga o raso, con una trama que sirve de fondo, y una urdimbre –conjunto de hilos que se colocan en el telar paralelamente– que da forma al dibujo que la caracteriza. Con dos vueltas, un derecho –más brillante y un revés –algo más mate, que permiten dar diferentes usos a una misma pieza. El damasco de color rojo suele ser el más habitual entre las hermandades. Es una tela tan versátil que puede utilizarse para cortinajes, para realizar los frentes de un altar e incluso como parte del tejido con el que se confeccionan las dalmáticas de los servidores del altar y el cuerpo de acólitos en la estación de penitencia. Pero además del tono rojizo también es frecuente encontrarlas en color celeste, morado, verde, blanca. Unos tonos que se adaptan al color litúrgico de la época del año. También destaca su uso como trozo de tela que cubre carteles, fotografías o cuadros antes de su presentación y como colgadura para los balcones en fechas señaladas.