Guía cofrade: Dintel (236)

Prosigue la Guía Cofrade de El Correo para saber de la Semana Santa sevillana tanto como los especialistas de El Correo de Andalucía

07 oct 2017 / 22:50 h - Actualizado: 07 oct 2017 / 22:52 h.
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  • Imagen de archivo del dintel de la iglesia gótico-mudéjar de San Esteban. / El Correo
    Imagen de archivo del dintel de la iglesia gótico-mudéjar de San Esteban. / El Correo

Si hay un elemento arquitectónico que inmediatamente asociamos a la Semana Santa ese es el dintel. Se podría decir que, durante una semana al año, el sevillano se pasa el tiempo mirando hacia arriba; hacia el cielo para desear y ver que no caiga ni una gota y a los dinteles de las puertas de los templos para comprobar cómo, año atrás año, los costaleros obran el milagro de poner los pasos en la calle sin dejarse una sola lasca en los complicados y, a menudo, angostos marcos de los portones. Según Wikipedia, «dintel es una palabra proveniente del latín limen; un elemento estructural horizontal que salva a un espacio entre dos apoyos o jambas o pies derechos». Expresado de esta manera podemos quedarnos solemnemente fríos. Pero si pensamos en la tarde del Martes Santo y nos ubicamos imaginariamente frente a la Iglesia de San Esteban lo comprenderemos mejor. La dificultosa salida del palio de María Santísima Madre de los Desamparados es uno de los instantes más emocionantes de la Semana Santa. Lo es por muchos motivos, desde luego también gracias al pronunciado dintel de un templo gótico-mudéjar que concita centenares, miles de miradas cada tarde de Martes Santo. La Iglesia de Santa Marina, con la salida y la entrada de la Hermandad de la Resurrección, o la Parroquia de Omnium Sanctorum, donde reside la corporación de Los Javieres, serían otros ejemplos de templos en cuyos portones resalta llamativamente el dintel. En la calle Castilla, la Parroquia Nuestra Señora de la O y la Iglesia de San Antonio de Padua, donde tiene su sede la corporación del Miércoles Santo, El Buen Fin, son otras de las sedes canónicas en las que las entradas y las salidas de sus hermandades se ven enriquecidas con la emoción de traspasar el dintel.