Guía cofrade: Encendedor (109)

Prosigue la Guía Cofrade de El Correo para saber de la Semana Santa sevillana tanto como los especialistas de El Correo de Andalucía

28 mar 2017 / 20:38 h - Actualizado: 28 mar 2017 / 20:38 h.
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  • El encendedor repasa la candelería del palio de la Virgen de la Estrella. / J.L. Montero
    El encendedor repasa la candelería del palio de la Virgen de la Estrella. / J.L. Montero

No hablamos de un mechero, ni de un artilugio mecánico llamado a lanzar fuego dentro de los hornos. En el mundo cofrade, los encendedores de los pasos son las personas encargadas de encender cada uno de los puntos de luz de los mismos. De darle fuego al pabilo o cabo de los cirios. En el caso de los pasos de Cristo, los hachones, candelabros, faroles y toda la cera que este lleve en las esquinas, laterales y, en definitiva, en cualquier lugar del mismo. En el caso de los palios, a toda la candelería, candelabros o faroles de cola. Encender un paso es prácticamente un arte o habilidad que consiste además en mantenerlo prendido de manera regular. Los encendedores aprovechan las arriás de los pasos para repasar el trabajo, toda vez durante la procesión son numerosos los puntos de luz que se van apagando.

El principal enemigo de los encendedores de los pasos es el viento. Cuando este sopla fuerte hace imposible encender y mantener la luz de un paso en una pelea constante contra ese aire en movimiento que no deja de apagar de manera constante la cera. Es una auténtica lucha que se mantiene entre el hombre y la naturaleza. La cera encendida no sólo sirve para, de noche, mostrar mejor las escenas que se representan en los pasos. Se trata también de glorificar de manera más brillante las sagradas imágenes titulares de las distintas hermandades que realizan su estación de penitencia. La cera encendida está llena de simbología. Es luz de que arde, como la zarza. Es luz de amor. Y también en la salida procesional se trata de mantener viva la llama durante todo el recorrido.

A la cera, para ser encendida, se accede por medio de escaleras cuando se hace de manera manual directa, o por medio de un utensilio que recorte la distancia desde el suelo hasta la candelería. Se trata de la caña, en cuyo extremo arde un pabilo que, al contacto con el pabilo receptor, prende. De esta manera el operario o encendedor no tiene más que acercar desde el suelo la caña hasta la punta del cirio para ir prendiendo la candelería. Es por lo tanto necesario tener el tacto, la costumbre y la habilidad. Las grandes sagas de encendedores –los Santizo, por ejemplo– se han curtido además en los cultos de las hermandades. Es interesante aprender el oficio encendiendo altares para después pasar a tener esa responsabilidad en la calle con los pasos, tanto de Cristo como de palio. Los encendedores, por último, han de vigilar para que las llamas de los pasos no provoquen incidentes relacionados con el fuego.