Guía cofrade: Estilo juanmanuelino (95)

Del estilo propio y personal del considerado mejor bordador de todos los tiempos, Juan Manuel Rodríguez Ojeda, nace este término

14 mar 2017 / 23:27 h - Actualizado: 15 mar 2017 / 08:14 h.
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  • El palio de la Amargura se considera de estilo juanmanuelino. / José Luis Montero
    El palio de la Amargura se considera de estilo juanmanuelino. / José Luis Montero

Históricamente, el arte del bordado aplicado las hermandades remonta su origen al siglo XVII, siendo la hermandad del Valle la depositaria de los ajuares bordados más antiguos que se conocen, procedentes en su mayoría de la extinguida hermandad de la Antigua y Siete Dolores.

Será desde ese siglo XVII cuando el uso de bordados para vestir a las imágenes sagradas o para realzar los pasos de palio se generalice, sufriendo una auténtica revolución a finales del siglo XIX y principios del siglo XX con la irrupción en ese campo artístico del que hoy es considerado como el mejor bordador de todos los tiempos, Juan Manuel Rodríguez Ojeda (1853-1930). De su ingenio y destreza artística, inspirada en viejos bordados, nacería un estilo propio y personal, al que la historia a través de escritores y periodistas, ha dado en llamar juanmanuelino. Una manera de bordar que supuso un antes y un después en la concepción de los bordados hispalenses y que por encima de todo situó a su protagonista como el gran precursor del estilo artístico que actualmente presentan los palios que procesionan en la Semana Santa de Sevilla. Quizás el punto de inflexión de Juan Manuel tuvo lugar en 1901 con el diseño del palio de María Santísima de la Amargura que destacaba por unas bambalinas con caídas en punta y escudos con corona en los frontales, bordado en hilo de oro sobre terciopelo azul, en lugar del negro tradicional que se utilizaba en los palios como señal de luto en lo que constituía un auténtico compendio de elegancia y arte. A esa obra siguió el diseño del paso de palio para Nuestra Señora de la Esperanza Macarena en 1908, que sentaría las bases de la nueva corriente estética que había nacido con él en el campo del bordado. La influencia de tan preclaro bordador se hizo sentir en el diseño de túnicas, sayas, mantos y sobre todo pasos de palio. Así, en contraposición a las caídas rectas de los palios tradicionales, llamados palios de cajón, Juan Manuel Rodríguez Ojeda comienza a diseñar palios de forma, con caídas en las bambalinas que favorecían el movimiento en el andar de los pasos. Al mismo tiempo, su influencia se tradujo, también, en una nueva manera de vestir a las dolorosas, con un gusto mucho más refinado de lo que se hacía hasta entonces, contribuyendo con esas novedosas formas a la generalización de la nueva estética, que se hizo tan popular que su imitación llega hasta nuestros días. Podemos encuadrar dentro del estilo juanmanuelino los pasos de palio de las hermandades de la Hiniesta, Amargura, San Benito, Candelaria, Dulce Nombre, Cristo de Burgos, Exaltación y Macarena, siendo junto a ellos producción de Juan Manuel Rodríguez Ojeda y pese a encuadrarse dentro de los palios de cajón, las bambalinas de Nuestra Señora de la Victoria (Las Cigarreras), Nuestra Señora del Mayor Dolor y Traspaso (Gran Poder) y Nuestra Señora de la Presentación (Calvario).