Para que las cofradías puedan realizar su estación de penitencia dentro de un orden y se puedan cumplir los horarios y recorridos establecidos por el Consejo de Cofradías, cada hermandad tiene una serie de personas que, lideradas por el diputado mayor de gobierno, se encargan de toda la organización antes, durante y después de la estación de penitencia.
Una de las figuras que forman parte de este equipo de trabajo es el denominado fiscal de paso, un hermano de la cofradía que se encarga de que el paso ande y pare cuanto está previsto y, fundamentalmente, que no se quede descolgado ni del cuerpo de acólitos ni tampoco de los nazarenos. El fiscal de paso, normalmente, ha preparado junto al diputado mayor de gobierno, donde se deben realizar las paradas de los pasos también para que la procesión siempre cumpla los horarios estipulados. Así, será él la persona encargada de dar las órdenes precisas al capataz para que este, a su vez, ordene a la cuadrilla de costaleros.
El fiscal de paso –hay uno en cada paso del cortejo– es normalmente un miembro de la junta de gobierno. Igualmente, en algunas hermandades este puesto de responsabilidad está ligado a algún cargo como el de mayordomo o consiliario, por ejemplo, pero no tiene que ser necesario. El fiscal de paso realiza la estación de penitencia vestido de nazareno y suele llevar en la mano una canastilla, un palermo o una vara.