Guía cofrade: La Alfalfa (195)

Prosigue la Guía Cofrade de El Correo para saber de la Semana Santa sevillana tanto como los especialistas de El Correo de Andalucía

24 jun 2017 / 06:04 h - Actualizado: 24 jun 2017 / 06:04 h.
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La Alfalfa no es un lugar que se deba pasar por alto si uno pretende tener una vivencia cofradiera completa. Y no porque sea un lugar especialmente bonito para ver pasos, que no lo es –entre otras cosas, por la orografía incomodísima de la zona y el bullanguerío omnipresente–, sino porque forma parte de ese paisaje mítico-sevillanesco sin el cual la poesía de la contemplación cofradiera no está consumada. Llámese como se quiera, pero así es. Quizá sea por el pasado del lugar, que se remonta a lo más transitado y céntrico de la ciudad romana, y que de esa forma ejerce un singular magnetismo sobre la población, despertando en los vecinos una especie de querencia ancestral. O quizá sea porque es un lugar por donde sencillamente pasan muchas cofradías y está todo lleno de bares y de angosturas, que son dos cosas que encantan a los sevillanos. Tomar una cerveza apretados, y a ser posible sudando, mientras sucede algo que obliga a estar de puntillas hora y media sobre una loseta, es uno de los comportamientos más apreciados por los nativos de esta tierra mariana. De hecho, la gente se arracima en la Alfalfa desde mucho antes de que empiecen a pasar procesiones, para ir tomando posesión de los escasos poyetes y las disputadas mesas de los bares con idea de echar la tarde de semejante manera.

¿Muchas cofradías, se dice? Nada menos que veinte, una tercera parte aproximadamente de las que se concitan sobre el callejero local durante la Semana Santa. Quién iba a decir, cuando en esta plaza se vendía la comida para las caballerías (que de ahí le viene el nombre), que en un futuro lejano la alfalfa se cambiaría por la cebada y la feligresía en masa se reuniría allí para ver a sus cristos y a sus vírgenes llegando y saliendo por todos sus costados, a la ida o a la vuelta. La Cena, San Roque, San Pablo, el Beso de Judas, los Javieres, San Esteban, San Benito, la Candelaria, el Carmen Doloroso, la Sed, el Cristo de Burgos, los Negritos, la Exaltación, los Gitanos, San Isidoro, la Sagrada Mortaja, el Sol, los Servitas, la Trinidad y la Resurrección conforman el cartel cofradiero de esta encrucijada con hechuras de plaza extraña que, por un misterioso designio, forma parte de los lugares irrenunciables de los cofrades.